Primer ministro canadiense invita a Francisco a disculparse por «genocidio cultural» a aborígenes canadienses

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, le extendió la invitación oficial al papa Francisco a que visite el país norteamericano. Hasta ese punto, sería solamente una visita normal protocolaria entre el sumo pontífice y un político internacional.

Pero el mandatario canadiense fue más allá: le dijo al papa argentino que, puntualmente, quiere que vaya a Canadá para pedir disculpas en nombre de la Iglesia Católica a los niños de pueblos indígenas por el trato que le se les dio, por parte de colegios católicos.

A inicios del siglo XIX, cerca del 30% de los niños de pueblos originarios de Canadá (unos 150.000) fueron puestos a la fuerza en lo que se llamó «escuelas residenciales», en un cruel esfuerzo del Gobierno por desposeerlos de sus culturas tradicionales y sus lenguas ancestrales. Durante más de un siglo, las escuelas fueron financiadas por el Estado, pero muchas estaban bajo la tutela de iglesias cristianas -la mayoría católicas-, según informó la agencia Reuters.

«Le dije lo importante que es que los canadienses avancen en una reconciliación real con los pueblos indígenas y le resalté cómo él podría ayudar emitiendo una disculpa», declaró Trudeau a los periodistas tras reunirse con el pontífice.

Pedir disculpas

Es probable que, a estas alturas, todos los que estuvieron en las escuelas residenciales católicas hayan fallecido, pero sobreviven cientos de historias y descendientes.

En 2015, la Comisión de la Verdad y Reconocimiento de Canadá publicó un reporte en el que concluyó que, en la práctica, se mantenían a los niños de las Primeras Naciones, Inuit y Métis, alejados de sus padres, lo que se catalogó como «genocidio cultural». Muchos de ellos sufrieron abusos físicos y sexuales por religiosos católicos.

Entre las 94 recomendaciones de la comisión, se pide que el Papa emita una disculpa formal, en nombre de la iglesia, a aquellos sobrevivientes y descendientes por el «papel (de la iglesia) en el abuso espiritual, cultural, emocional, físico y sexual» a los menores.