INTOLERANCIA

Monja argentina es amenazada de muerte por afirmar que María no era virgen

Una religiosa católica argentina habría recibido amenazas de muerte por afirmar que María, la madre de Jesucristo, tenía sexo y no era virgen.

Sor Lucía Caram. Foto: Wikimedia Commons.
Sor Lucía Caram. Foto: Wikimedia Commons.

Lucía Caram, una monja argentina residente en España desde hace años, aseguró que recibió amenazas de muerte por sugerir que la madre del mesías del cristianismo disfrutaba de las relaciones sexuales y que no era realmente una virgen.

«Creo que María estaba enamorada de José y que era una pareja normal, y lo normal es tener sexo. Cuesta de creer y muchas veces cuando se intenta explicar acaba sacando una carcajada de la gente porque hace poco creíble el mensaje. El sexo es una forma de expresar los sentimientos y el amor, y es una parte constitutiva de todas las personas. Para la Iglesia era un tema que se consideraba sucio y oculto, pero yo creo que es una bendición», afirmó Caram en un programa del canal de televisión Cuatro de España.

Estas apreciaciones le valieron fuertes críticas a la religiosa, pues algunos sectores de la sociedad católica se sintieron ofendidos.

Escándalo

El escándalo llegó a niveles impensables para Caram, pues una petición en la plataforma change.org para que sea suspendida de sus hábitos ya recogió más de 13.800 firmas en pocos días.

«Monseñores, esto es un escándalo gravísimo. Es una afrenta a la fe católica que no se puede tolerar y las personas que formalmente constan que pertenecen a las instituciones de la Iglesia deber ser sancionadas públicamente por sus superiores para que no sean motivo de grave escándalo», reza parte del texto de la petición.

«Me preocupa la lectura fragmentada, ideológica y perversa que algunos martillos de herejes, sedientos de venganza y animado por el odio, han hecho llenando de calumnias, amenazas serias, incluso a mi vida, en diversos medios», condenó la monja en una entrevista al portal web Religión Digital.

«Me duele el sufrimiento de la gente, y sobre todo de la gente sencilla. Si alguien se sintió ofendido, pido disculpas. Y si alguien no entendió mis palabras, estoy dispuesta a dialogar. Pero que nada hiera el respeto, el amor y comunión», concluyó.

 

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