Lula denuncia una conspiración de la derecha en América Latina y asegura «Temen que en 2018 el pueblo pueda elegirme»
Lula denuncia en una "carta urgente para la América del Sur" los planes de desestabilización que sufre la región y sus gobiernos progresistas, y advierte que sus opositores planean 'eliminarlo' porque "Temen que en 2018, en elecciones libres, el pueblo brasileño pueda elegirme Presidente de la República".
El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva emitió una «carta urgente» dirigida a líderes progresistas de América Latina para pedir su apoyo y advertirles sobre los planes de destabilización de los gobiernos progresistas en la región. El exmandatario escribió el texto en medio del juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff que puede separarla del poder definitivamente por decisión del Senado y la derecha del país sudamericano.
El documento fue difundido primero por Cristina Fenández y luego por el gobierno venezolano y en él Lula explica sobre «la gravísima situación política e institucional que vive Brasil».
Al comienzo del texto Lula hace un breve repaso de lo conseguido por los mandatos del Partido de los Trabajadores en Brasil y expresa: «Por medios pacíficos y democráticos fuimos capaces de sacar al Brasil del mapa del hambre en el mundo elaborado por la ONU, liberamos de la miseria a más de 35 millones de personas que vivían en condiciones inhumanas y elevamos la renta y el consumo de otros 40 millones de ellas, en el mayor proceso de movilidad social de nuestra historia».
Ya agrega sobre la llegada de Dilma al poder «en 2010, como se sabe, fui sucedido por la Presidenta Dilma Rousseff, también del Partido de los Trabajadores, que había dedicado su vida a la lucha contra la dictadura militar, en favor de la democracia y de los derechos de la población pobre de nuestro país» de quien destaca que «a pesar de enfrentar un escenario económico internacional adverso, la Presidenta Dilma consiguió mantener al país en el rumbo del desarrollo y consolidar los programas sociales emancipadores, prosiguiendo en la reducción de las enormes desigualdades materiales y culturales todavía existentes en la sociedad brasileña».
Da Silva también recuerda que Dilma fue reelegida en 2014 «con 54 millones de votos, derrotando a una poderosa coalición de partidos, empresas y medios de comunicación que predicaba el retroceso histórico del país con la reducción de importantes programas de inclusión social, la supresión de derechos básicos de las clases populares y la enajenación del patrimonio público construido con el sacrificio de innumerables generaciones de brasileños».
Asimismo destaca que «la coalición adversaria, que fue derrotada en 2002, 2006, 2010 y 2014 no se conformó con la derrota y desde la proclamación del resultado buscó impugnar por todos los medios legales, sin éxito».
Carta urgente para la América del Sur @LulapeloBrasil @dilmabr //t.co/C7ir0BCrKB
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) 29 de agosto de 2016
Defensa Dilma
Lula aprovecha para defender a quien es considerada su ahijada política que en la jornada de ayer se enfrentó a una maratónica defensa frente al Senado para demostrar su inocencia y aspira a «dar vuelta» la votación que hasta el momento parece alcanzar los votos para sacarla del poder.
«Dilma Rousseff es una mujer íntegra, cuya honradez personal y pública es reconocida incluso por sus adversarios más reñidos. Nunca fue, ni está siendo, acusada de ningún acto de corrupción. Nada en su acción gubernamental puede justificar, ni tan siquiera remotamente, un proceso de anulación del mandato que el pueblo brasileño libremente le concedió» expresa Lula y agrega que «la constitución brasileña es categórica en ese sentido: sin la existencia de crimen de responsabilidad no puede haber impeachment. Y no hay ningún acto de la Presidenta Dilma, absolutamente ninguno, que pueda caracterizarse como crimen de responsabilidad»
A su vez advierte a los líderes progresistas que “la misma fuerza que intenta arbitrariamente derribar a la Presidenta Dilma e implantar su agenda antipopular, también quieren criminalizar los movimientos sociales y, principalmente, uno de los mayores partidos de izquierda democrática de América Latina, el PT”, y denuncia que «el PSDB, principal partido de oposición, ya presentó formalmente una propuesta de cancelación del registro del PT, con el objetivo de prohibir su existencia. Temen que en 2018, en elecciones libres, el pueblo brasileño pueda elegirme Presidente de la República, para rescatar el proyecto democrático y popular».
El exmandatario recalca que «las fuerzas conservadoras quieren obtener por medios turbios aquello que no consiguieron democráticamente. Quieren apoderarse del patrimonio nacional así como desarmar la red de protección a los trabajadores y a los pobres».
Y sobre el final afirma que es él primer interesado en luchar contra la corrupción «Personalmente, no temo ninguna investigación» asegura pero denuncia «desde que comencé mi trayectoria política y, particularmente en los dos últimos años, tuve toda mi vida pública y familiar invadida: viajes, llamadas telefónicas, sigilo fiscal y bancario; fui objeto de todo tipo de insinuaciones, mentiras y ataques publicados como verdad absoluta por los grandes medios, sin que se haya encontrado ninguna desviación en mi conducta ni prueba de envolvimiento en ningún acto irregular. Si la justicia es imparcial, las acusaciones contra mí nunca prosperarán».
Y agrega: «lo que no puedo aceptar son los actos de flagrante ilegalidad y parcialidad practicados contra mí y mis familiares por autoridades policiales y judiciales. Son inadmisibles las divulgaciones en la televisión de conversaciones telefónicas sin ningún contenido político, la coacción de presos para que hagan denuncias mentirosas contra mí a cambio de su libertad, o la conducción forzada, completamente ilegal, ocurrida el pasado mes de marzo, para dar declaraciones sobre las cuales yo ni tan siquiera había sido notificado».
En ese sentido señala que sus abogados ya presentaron pruebas al Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, sobre los abusos cometidos por algunas autoridades judiciales «que quieren, a cualquier costo, eliminarme de la vida política del país».
Y se despide asegurando que a pesar de todo «nada me hará renunciar, como lo saben los liderazgos de todo el mundo con los cuales trabajé en armonía y estrecha cooperación, antes y después de mis dos mandatos presidenciales, al compromiso de vida con la construcción de un mundo sin guerras, sin hambre y con más prosperidad y justicia para todos».
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