Dilma se ‘enfrentará’ cara a cara con sus acusadores en el Senado

Este sábado el Senado brasileño concluyó la fase del testigos del juicio de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff, quien se encuentra suspendida desde el pasado 12 de mayo cuando se inicio el proceso en su contra y puede ser destituida definitivamente si 54, de los 81 senadores, votan a favor de declararla culpable.

Los últimos testigos en declarar en defensa de Dilma fueron el exministro de Hacienda, Nelson Barbosa y el abogado Ricardo Lodi, que finalmente no fue aceptado como testigo por haber firmado un manifiesto que calificaba al proceso contra Rousseff de «golpe».

Ambos argumentaron la inocencia de Dilma y manifestaron que no existe base jurídica que justifique los cargos formulados por la acusación. Durante su oratoria Barbosa hizo una exhaustiva demostración de que no hay evidencias de que la mandataria haya violado las leyes de Presupuesto y Responsabilidad Fiscal, y agregó que los cargos que se le imputan «dan gracia» y que si fueran constatados merecerían en todo caso sanciones administrativas, pero jamás la destitución.

Sin embargo no hay mucha esperanza de que poder dar vuelta la votación, que parece ya haber alcanzado los votos necesarios para destituir a la mandataria y los defensores de Dilma denuncian que ya está «todo arreglado».

En ese sentido el senador Paulo Paim y la senadora comunista Vanessa Grazziotin denunciaron la «lamentable» ausencia de congresistas opositores durante la exposición de Barbosa. Grazziotin manifestó que los sillones vacios de representantes del PMDB, PSDB, Demócratas y otras fuerzas conservadoras no hace más que confirmar la «farsa» de este proceso, donde se supone que los senadores deben hacer de jueces y deben tomar en cuenta los alegatos de la acusación y la defensa para poder emitir su voto de acuerdo a sus conclusiones.

Turno de Dilma

Este lunes Dilma asumirá su alegato, a horas de la votación definitiva prevista para el martes o miércoles y es la «última carta» de la defensa para evitar que el juicio político termine con la destitución de Dilma y se concrete el golpe de Estado parlamentario.

Será la primera vez que la mandataria suspendida se presente ante el Senado desde el inicio del proceso y según su propio relato espera «incomodar» a quienes la acusan, para ella injustamente.

El senador del Partido de los Trabajadores, Lindbergh Farias expresó sobre la presencia de Dilma en el juicio que «ella va a poder mirar a los ojos a los golpiestas y ellos, lo digo porque los conozco, creo que no resistirán la mirada». Y aseguró que el de mañana es el día «más aguardado desde el inicio del proceso contra Dilma».

Para Paim su presencia el Senado «será un momento histórico que mostrará a una presidenta honesta, de coraje ante aquellos que quieren condenarla por delitos que no cometió». Y se mostró optimista en que todavía hay chances de que el campo democrático alcance los votos necesarios para devolver a Dilma a su cargo, ocupado desde el pasado mes de mayo por Michel Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) , quien se ha mostrado ansioso y entusiasmado con pasar a ser el presidente de Brasil, ya sin el título de interino de aquí hasta que termine el mandato de Dilma en diciembre de 2018.

El lunes, mientras Dilma asuma su defensa está planificada una movilización denominada «defensa a la democracia» convocada por militantes de agrupaciones de izquierda, sindicalistas, artistas, campesinos sin tierra y otras organizaciones sociales para apoyar a la mandataria que será acompañada por el líder del PT, Lula da Silva, quien calificó al juicio contra Dilma como «la vergüenza nacional».

Apuro de los acusadores y caminos de la defensa

Ante las pruebas y descargos de la defensa de Rousseff, que directamente muchos no fueron escuchados, los acusadores de Dilma están apresurados para finalizar cuanto antes el juicio y destituir a la mandataria antes de que se desnudes las irregularidades montadas para sacar del poder a la primera presidenta de Brasil que fue electa en 2014 por el voto de 54 millones de brasileños.

En la previa del inicio del juicio Rousseff había expresado que Temer tenía “temor a que una declaración” de algún corrupto confeso de la investigación del multimillonario desvío de fondos de la petrolera estatal Petrobras “muestre claramente si está involucrado o que se revele que el juicio político beneficia al gobierno interino, provisorio e ilegítimo”.

Todo parece indicar que el impeachment alcanzará su objetivo y destituirá a Dilma, pero el abogado defensor, José Eduardo Cardozo continuará su lucha ante el Supremo Tribunal Federal. Hasta ahora se limitó a responder demandas formales y no dio lugar a apelaciones sobre temas de fondo pero aún puede hacerlo, y una vez agotada la instancia en el Supremo Tribunal en caso derivará probablemente en la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (Organización de Estados Americanos), que ya ha expresado preocupación ante la fragilidad institucional brasileña en el proceso impeachment.