EVITA

64 años de su muerte, argentinos lloran aún a Eva Perón

A los 33 años falleció una de las mujeres más influyentes de la política argentina de todos los tiempos, y posiblemente del continente americano. Eva Duarte de Perón partió hace 64 años.

Evita Duarte de Perón. Fotografía de archivo.
Evita Duarte de Perón. Fotografía de archivo.

Una convulsionada Argentina colmaba las calles y plazas con una de las movilizaciones más concurridas de su historia: el país vecino lloró a Eva Duarte de Perón, a la que llamaron con cariño y para siempre «Evita».

El 26 de julio de 1952, pasando las 21:30 horas, una cadena nacional de radios dio la nefasta noticia: Evita había pasado a la eternidad, y su velatorio se extendería por más de 15 días. Nadie quería dejarla ir por lo que había representado para un país enclavado en una época compleja.

«Cumple la Secretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la Señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación. Los restos de la Señora Eva Perón serán conducidos mañana, al Ministerio de Trabajo y Previsión, donde se instalará la capilla ardiente», se emitió por radio.

La esposa de Juan Domingo Perón perdió la batalla contra un implacable cáncer de útero que le robó la vida cuando apenas contaba 33 años.

De los tablados a la Casa Rosada

Vino al mundo en 1919 en la pequeña localidad de Los Toldos, Junín, y creció en el seno de una familia humilde. Decidió mudarse a Junín para explorar su vocación actoral y, siendo adolescente, se fue para Buenos Aires a probar suerte en los tablados teatrales que eran un hervidero cultural en ese momento. Tuvo varios papeles en compañías de teatro de bajo o mediano perfil, hasta que en 1937 logró un lugar en una radionovela, un género con mucho prestigio en ese tiempo. A partir de ahí su vida se llenaría de importantes logros en radio y cine.

No fue sino hasta 1944 que su vida dio un vuelco al conocer a Juan Domingo Perón en un acto realizado en el Luna Park. De ahí en adelante, su vida se volcaría a la política y la fuerte vocación social le haría tener una fuerte participación en la campaña de 1946 que llevó a su marido a la presidencia del país.

Evita pidió, en su primer discurso como primera dama, el sufragio femenino, un derecho que se conquistó poco tiempo después. 

A comienzos de 1950 se extendieron rumores de que la salud de Eva estaba deteriorada. Pronto se supo que era cierto, y que su caso era terminal. En un escueto discurso emitido por cadena nacional de radio, el 31 de agosto de 1951 a las 20:30 horas, Evita declinó «de forma irrevocable y definitiva» cualquier aspiración a puestos políticos de elección popular.

Desde ese momento y hasta 1952, sus apariciones públicas se redujeron drásticamente hasta que un 26 de julio en la noche Eva Duarte de Perón dejó a un país ahogado en lágrimas.

El cuerpo fue embalsamado y expuesto en la sede de la Central General de Trabajadores, pero fue robado en 1955 durante la «Revolución Liberadora» y permaneció desaparecido por 14 años. Un confuso episodio con un entierro bajo un nombre falso culminó con la repatriación de sus restos desde España en 1974.

 

 

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