Día internacional de la niña

Nacer niña en algunas partes del mundo puede ser una desgracia, en otras partes del mundo como mínimo un riesgo, pero la realidad es que nacer niña en una sociedad patriarcal, sexista, organizada en torno al poder y el monopolio de la violencia en manos masculinas no es una condición privilegiada.

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Nacer niña en algunas partes del mundo puede ser una desgracia, en otras partes del mundo como mínimo un riesgo, pero la realidad es que nacer niña en una sociedad patriarcal, sexista, organizada en torno al poder y el monopolio de la violencia en manos masculinas no es una condición privilegiada. Un ejemplo de ello habrá de ser la consideración del “ser niña” como un defecto, un problema, inclusive una discapacidad, razón por la cual expresiones como “eres una niña” o “pareces una niña” siguen siendo utilizadas principalmente para ofender y descalificar a los varones cuando no responden a los mandatos socialmente impuestos de la masculinidad.

Y aunque algunas personas afirmen desde sus posiciones de privilegio que las desigualdades por razones de género ya han sido superadas y que los esfuerzos por una igualdad real entre hombres y mujeres ya no son necesarios, la realidad pone de manifiesto la doble discriminación de la que son víctimas las niñas por su género y su edad, la cual además ha de profundizarse al ser transversalizada por otras variables como la etnia, la ubicación geográfica, la clase social, entre otras.

En algunos países como China donde ser mujer no posee valoración social la noticia de esperar una niña puede desencadenar reacciones diversas en el contexto de la pareja que van desde la violencia contra la mujer por la incapacidad de otorgar al hombre el hijo varón esperado; el aborto, el infanticidio o el abandono de la niña después de nacida.

En la India desde 1996 existe una ley que prohíbe las pruebas de determinación de sexo del bebé para evitar los abortos selectivos, sin embargo, un estudio de la universidad sueca de Lund develó que el feticidio y los asesinatos causan cada año la desaparición de 2,5 millones de niñas; por su parte UNICEF denunció que la cifra alcanzó las 50 millones de desaparecidas durante el siglo XX pues en esta sociedad se ha naturalizado el asesinato de las niñas principalmente a manos de sus padres, razón por la cual una de cada seis niñas no llega a los 15 años, y de los 12 millones que nacen cada año un millón mueren antes de los 12 meses.

En África y el Oriente Medio pese a la existencia de algunas legislaciones que la prohíben, la práctica de la mutilación genital femenina sigue siendo muy extendida, a la cual se encuentran expuestas de sufrirla más de 30 millones de niñas en los próximos 10 años.

A nivel mundial de acuerdo a ONU Mujeres 700 millones de niñas han sido obligadas a casarse, de las cuales 1 de cada 3 lo ha sido antes de cumplir 15 años; no obstante, las probabilidades de que esto ocurra son 2.5 veces mayores para las niñas en condición de pobreza. Estos matrimonios a temprana edad dificultan que las niñas puedan negociar eficazmente un sexo seguro, lo que las hace vulnerables a las infecciones de transmisión sexual, los embarazos no deseados y la violencia física.

Esta violencia contra la mujer es además aceptada desde edades muy tempranas como consecuencia de los procesos de socialización, razón por la cual el 44% de las adolescentes de todo el mundo con edades entre los 15 y 19 años de edad piensa que un marido o compañero sentimental tiene derecho a pegarle o golpear a su esposa o compañera en determinadas circunstancias.

Las niñas también son las principales víctimas de la violencia sexual en los conflictos armados, de la trata de personas con fines de explotación sexual, y al menos unos 120 millones de niñas de todo el mundo -poco más de 1 de cada 10- según ONU Mujeres han sufrido el coito u otro tipo de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas.

Además de ello, como consecuencia de las presiones sociales y la hipersexualización de las mujeres en la sociedad contemporánea las niñas se inician sexualmente cada vez más temprano, sin información ni métodos anticonceptivos. Este hecho habrá de tener como consecuencia que a nivel mundial las mujeres jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y 24 años tienen un riesgo de infección al VIH 50% más alto que sus pares masculinos; aunado a ello es posible evidenciar un significativo incremento de los índices de embarazo adolescente, el cual en América Latina se encuentra liderado por Honduras (109), seguido de Nicaragua (108), Venezuela (101) y Ecuador (100).

En el ámbito educativo casi el 60% de las 115 millones de personas jóvenes analfabetas en el mundo son mujeres, y de 31 millones de niñas en edad de cursar estudios de primaria que se encuentran sin escolarizar se calcula que al menos 17 millones no podrán asistir a la escuela.

Son estos hechos en su conjunto los que motivaron en el año 2011 la aprobación por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas la declaración del 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña, con el objetivo de visibilizar y crear conciencia sobre los problemas excepcionales a los cuales se enfrentan las niñas en todo el mundo; sensibilizar sobre la necesidad de erradicar las formas de discriminación de la que aún son víctimas, así como, comprometer a los Estados y la sociedad en general a reconocer, defender y garantizar sus derechos para que puedan vivir sin violencia y desarrollar sus potencialidades sin limitaciones.

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