EUROPA SIGLO XXI

Éxodo de refugiados marcha a pie de Hungría a Austria rumbo a Alemania: cancelan trenes y Parlamento los “criminaliza”

Ancianos, niños y mujeres, sostenidos por hombres cada vez más debilitados, marchan a pie desde Budapest rumbo a Austria, después que las autoridades de Hungría cancelaron los enlaces ferroviarios internacionales, dejando en las vías a los refugiados, que intentan llegar de todos modos a su meta: Alemania.


En un principio las columnas eran de cientos de personas, pero lentamente se están convirtiendo en miles quienes dejan atrás Keleti, la principal estación de trenes de Budapest, para marchar bajo un calor agobiante rumbo a la frontera austríaca.

La Policía, que en un principio intentó evitar que ocuparan la carretera en los 250 kilómetros que separan de Budapest a Viena, se ha visto desbordada por la masa humana y no ha tenido más remedio que dejarlos avanzar, por miedo además de las autoridades que la presencia de la prensa registre lo peor en caso de intentar detenerlos.

Lo húngaros han intentado que permanezcan en campamentos de refugiados, pero todos lo evitan después que se conoció la reglamentación exacta: deben pedir asilo en el país que los recibe, si lo hacen en Hungría no podrán aspirar a residir en Alemania, su meta desde el vamos.

Más de 3.300 migrantes llegaron el jueves a Hungría según informó el Alto Comisionado de ONU para los Refugiados, con lo que el aluvión crece día a día.

“Criminalizan” a quienes crucen frontera sin papeles

El Parlamento húngaro votó en la mañana del viernes el “estado de emergencia inmigratoria”, al tiempo de anunciar que se considera desde ahora “acto criminal” cualquier intento de cruzar la frontera de manera ilegal, en clara alusión a lo que se advierte ocurrirá el fin de semana en el límite con Austria.

Acorde a la normativa vigente en el marco de la Unión Europea, hasta ayer se consideraba como “infracción de los reglamentos” cruzar la frontera sin registrarse, algo que ahora será “acto criminal castigado penalmente” a iniciativa del ministro del Interior, húngaron Sandot Pinter. Las leyes de emergencia incluyen 20 años de cárcel para los traficantes de personas y prevén la creación de zonas de tránsito para los refugiados junto a la frontera.

“Nuestra civilización cristiana corre peligro por la llegada masiva de musulmanes”, argumentó el primer ministro húngaro, Viktor Orban, quien se niega a dejar pasar por su país a los refugiados no obstante que carecen de interés alguno para quedarse en ese país.

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