MIGRACIÓN

Refugiados de la guerra en Siria cruzan el Círculo Polar hacia Noruega para ingresar a Europa

Cualquier vía de acceso a Europa, por más peligrosa que sea, es mejor que la guerra para los sirios que huyen de su país y ante los cierres de varias fronteras, optan por una desesperada chance: cruzar el Círculo Polar.

Kirkenes, el pueblo noruego que está viendo un tránsito de refugiados sirios. La temperatura media anual es de 2°C y está situado al este del país, vecino a Finlandia. Foto: Wikimedia Commons.
Kirkenes, el pueblo noruego que está viendo un tránsito de refugiados sirios. La temperatura media anual es de 2°C y está situado al este del país, vecino a Finlandia. Foto: Wikimedia Commons.

Automóviles rusos son cada vez más contratados por los que huyen de la guerra, para que los lleven de Rusia a Noruega, más allá del Círculo Polar, algo que en principio pareció irracional a las autoridades, que ahora reconocen una creciente movilización en ese sentido. La Policía de Noruega afirmó que el número de media docena se convirtió en una veintena y ahora se aumenta cada semana. El pueblo fronterizo de Kirkenes, ha recibido en lo que va del año 133 refugiados, según la prensa local. “Es algo relativamente nuevo, comenzó quizás hace algo así como medio año», dijo el oficial de la policía Thomas Pettersen, quien reconoció que el procedimiento está dentro de lo legal.

Los refugiados, fueron enviados por avión desde el único aeropuerto local, a Oslo.

Aunque Noruega no forma parte de los países que conforman la Unión Europea, si ha firmado las normas del espacio Schengen que declaró abolidos los controles fronterizos dentro de Europa.

Cierre de Hungría podría aumentar pasaje ártico

Las autoridades temen que el bloqueo anunciado a partir del 1º de Septiembre en la frontera serbio-húngara, la más cruzada en los últimos meses por los que escapan de Siria, podría comprometer más aún la frontera ruso-noruega, pese a las terribles características climáticas del lugar.

Los migrantes están cruzando por las cercanías de Kirkenes, una ciudad centro del municipio de Sør-Varanger en la provincia de Finnmark, -la provincia del fin del mundo-como la llaman los noruegos.

Si bien la única ruta carretera es de alta calificación, la zona carece prácticamente de habitantes, salvo los “samis” criadores de renos autóctonos, y si bien en el actual verano la temperatura está varios grados por encima de cero, existe preocupación por una eventual fase de oleada migratoria en el lugar que podría hacer saltar todas las alarmas de ayuda humanitaria.

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