EN NUEVA YORK

Subastan el tesoro de un galeón español hundido en el Caribe en 1622: incluye un cáliz valuado en US$500.000

La casa de remates Guernsey´s de Nueva York acaba de incluir en sus catálogos la subasta el mes próximo de la mayor parte del tesoro del galeón español Nuestra Señora de Atocha, al que un huracán hizo naufragar en el Caribe en 1622.

Este cáliz de oro forma parte de las piezas que será subastadas. Foto: Jewel Samad - AFP.
Este cáliz de oro forma parte de las piezas que será subastadas. Foto: Jewel Samad – AFP.

Los rematadores neoyorquinos han confirmado que en agosto, cuando se lleve a cabo la subasta se incluirán lotes absolutamente imposibles de encontrar a disposición, como un cáliz de oro tasado en medio millón de dólares, o dos perlas salvajes de Nueva Esparta que podrían llegar a los 400.000 dólares. También destaca en el catálogo una cruz de oro con esmeralda, que el rey Felipe V de España, obsequió a la duquesa de Palma y que podría superar fácilmente los 120.000 dólares. La casa de subastas estima que los 40 objetos del galeón a sacar al martillo rondarán en total los dos millones de dólares,

El remate coincide con el 30º aniversario del descubrimiento del barco que zozobró, un logro del cazador de tesoros Mel Fisher, quien durante años no cejó en su empeño para dar con lo que estaba seguro algún día encontraría bajo las aguas. Fisher falleció en 1998, a los 76 años luego de disfrutar fortuna y fama que le produjo su hallazgo.

Durante 16 años buscó el cargamento del Atocha

El navío Nuestra Señora de Atocha integraba una flota de 28 barcos españoles que zarparon de La Habana el 4 de septiembre de 1622 y un huracán, al día siguiente de la partida, hizo naufragar a ocho buques.  Nuestra Señora de Atocha tenía 265 hombres a bordo, de los que solo cinco sobrevivieron. A poco del siniestro, otro huracán destruyó por completo los restos del galeón y durante los siguientes 60 años, los españoles intentaron hallarlo, pero no encontraron ni rastros y finalmente lo dieron por perdido.

En 1969, un cazador de tesoros estadounidense, Mel Fisher y su equipo de buzos,  comenzó una búsqueda que se extendió 16 años hasta dar con el cargamento: 40 toneladas de plata y oro, incluyendo 100 mil monedas de plata, otras de oro y esmeraldas colombianas.

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