Grecia llama a referéndum nacional para que el pueblo decida si acepta, o no, exigencias de los banqueros acreedores
El domingo de la semana próxima el pueblo griego irá a las urnas, convocados por el primer ministro Alexis Tsipras, para decidir si acepta o no las condiciones impuestas por el FMI y los banqueros de Europa, a fin de recibir fondos frescos con que seguir pagando su deuda, o ir al “default” en cuestión de días. El partido del gobierno –el Syriza- ya adelantó que votará en contra de aceptar lo que llama un “chantaje” del resto de Europa.
Tras una reunión urgente en la noche del viernes, del Consejo de Ministros, el jefe de Gobierno, Alexis Tsipras, dijo en la televisión nacional griega que “habrá una consulta el domingo 5 de julio; por sí o por no: Respetaré a voluntad del pueblo”, sentenció.
“Quiero que en esta cuestión respondan con orgullo y responsabilidad. Grecia necesita enviar un mensaje de democracia hacia Europa”, enfatizó el primer ministro. “Europa sin democracia es una Europa sin identidad ni sentido: Tenemos que responder a este ultimátum con la voluntad del pueblo”, concluyó Tsipras.
Previamente informó de la decisión a la canciller alemana, Angela Merkel, al presidente francés, Francoçois Hollande, y al gobernador del Banco Central Europeo, Mario Draghi, principales protagonistas de la contraparte de el proceso desencadenado.
Este sábado reunión parlamentaria extraordinaria
El parlamento griego se reúne este sábado para definir si aprueba la solicitud de referéndum hecha por el gobierno, algo que se descuenta ocurra en tanto los votos oficialistas son suficientes. Para la tarde el presidente del Banco Central Europeo, Draghi, tiene una reunión prevista con el vice primer ministro, Yannis Dragasakis, y el viceministro de Relaciones Internacionales Económicas, Euclidis Tsakalotos, aunque no se aventuran mayores cambios en el momento que se vive.
Tsipras ha explicado a los griegos que la banca de Europa exige más recortes en el sector público y aumentos del IVA en los alimentos y en los tributos a las casas de las islas, así como ajustes a la baja en pensiones y jubilaciones. «Esto demuestra que algunos de los socios no tienen como objetivo un acuerdo sostenible», remarcó el líder de la izquierda griega.
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