Volcán en erupción obliga a evacuar una isla y hay nivel de alerta máxima en la región
Las autoridades de Japón evacuaron la isla de Kuchinoerabu, en el suroeste del archipiélago después que el volcán Shindake entrara en erupción amenazando a los pobladores locales. Los vulcanólogos han colocado los niveles de alerta al máximo mientras analizan las posibilidades que el fenómeno se repita en otros volcanes “apagados” cercanos, o que se produzcan movimientos telúricos asociados con el tema.
La Agencia Meteorológica del Japón activó los sistemas de evacuación civil, poco después que el Shindake entrara en erupción sobre las 10 de la mañana hora local; los 137 habitantes de la isla fueron rápidamente sacados del lugar y solamente hubo que atender dos descompensaciones en ancianos que allí viven. No se registraron otros inconvenientes desde el punto de vista de la salud de los habitantes de la isla.
Un temor generalizado pero casi habitual
El magma del volcán comenzó a correr rápidamente ladera debajo de la montaña y alcanzó las playas del lugar, mientras una nube de cenizas oscuras trepó hasta los 9.000 metros de altura, todo lo que era mostrado en la cadena de canales de televisión NHK de Japón.
Los vecinos de la isla eran evacuados en ferry, mientras los dos ancianos afectados se trasladaron en helicóptero a Yakushima, capital administrativa de la zona. Los aviones de línea comercial han sido desviados de sus rutas para evitar se topen con la nube de cenizas, aunque no hubo suspensiones de vuelos.
Los especialistas temen que las consecuencias para los vecinos sean nefastas y ocurra lo mismo que en 2000, cuando el volcán de la isla de Miyake entró en erupción y los habitantes recién pudieron regresar a sus hogares cuatro años después.
La isla de Kuchinoerabu, tiene una superficie de unos 38 kilómetros cuadrados. Ubicada en la prefectura de Kagoshima, está a unos 100 kilómetros al sur de la isla de Kyushu, una de las cuatro principales del archipiélago japonés. En esta isla, una erupción volcánica, el 24 de diciembre de 1933, mató decenas de vecinos cuando aluviones de lava enterraron aldeas durante una inesperada erupción.
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