Carly Fiorina, primera precandidata republicana a la presidencia sindicada como la rival más idónea contra Hillary
¿Y si la presidencia de los Estados Unidos debe ser definida entre dos mujeres, una por los demócratas y la otra por los republicanos? En realidad a nadie asombraría el hecho, después que Carly Fiorina, una profesora universitaria más conocida por su trayectoria como ex directora de Hewlett-Packard, se convirtiera en la primera mujer precandidata del Partido Republicano para las elecciones estadounidenses. Desde un primer momento no ha dudado en cuestionar a su eventual rival futura –Hillary Clinton- de la que ha dicho “no es confiable” y a la que conminó a dar explicaciones sobre lo ocurrido en el ataque a la embajada de EE.UU. en Libia, cuando la ex primera dama era Secretaria de Estado, uno de los temas más escabrosos para la precandidata demócrata.
Después del anuncio formal de su postulación, las cadenas norteamericanas intentaban establecer con las encuestadoras el nivel de apoyo a la nueva aspirante, frente a un grupo cerrado de contendientes masculinos. En principio apenas alcanzaría el 2%, pero tendría una fuerte alza, tras su aparición en la cadena ABC. Los otros republicanos hasta ahora en la lisa, son: Jeb Bush (que tiene 17% de respaldo); Scott Walker (12%), Rand Paul y Marco Rubio (11% cada uno), Mike Huckabee (9%), Ted Cruz (7%), Ben Carson y Chris Christie (4% respectivamente).
Una liberal y belicista en toda la línea
A sus 60 años, Fiorina confirmó que en absoluto le molesta haber sido paciente de cáncer al que ha superado, ante las exigencias que impone no solo la carrera de la candidatura sino la eventual presidencia de la principal potencia mundial. “Es hora de dejar atrás el veneno, la mezquindad, los egos y la corrupción”, dijo la precandidata en el programa Good Morning America, de ABC, remarcando que su experiencia en el sector privado la califica para dirigir al país: Entre sus críticas al gobierno actual y los demócratas anteriores dijo que hace falta “no subestimar a los enemigos”, entre los que contó al presidente ruso Vladimir Putin (en referencia a Ucrania) y genéricamente al Estado Islámico en todas sus formas. La precandidata cree que para tratar el tema de los millones de indocumentados en EE.UU. no es adecuada la política de Obama, sino que habrá que “asegurar las fronteras”, antes de entrar a debatir el asunto.
En materia económica, se opone a aumentar el salario mínimo, propone recortar la participación del Estado en emprendimientos que pueden hacer los privados, y exige reducir las regulaciones gubernamentales, además de eliminar los impuestos a las ganancias en las inversiones. En materia ambiental reconoce el problema pero afirma que no incentivará la regulación de las emisiones de carbono para la industria estadounidense.
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