La Exposición Universal abre en Milán en medio de las más duras manifestaciones en su contra de la historia

La capital lombarda es sede desde este viernes de la Exposición Universal, que a través de 145 pabellones, aborda fundamentalmente los desafíos de la alimentación para el siglo en curso. Con la presencia del primer ministro Matteo Renzi, se procedió a la apertura en la que se firmó la “Carta de Milán”, donde 500 expertos abordan el fenómeno del desarrollo sostenible y el derecho a la alimentación.

El papa Francisco saludó a la Exposición, a la que consideró “una ocasión para globalizar la solidaridad”. En un mensaje escuchado en la apertura, el pontífice grabó: “Esta es la voz del obispo de Roma, que habla en nombre del pueblo de Dios. La voz de muchos pobres que pertenecen a este pueblo y que, con dignidad, tratan de ganarse el pan con el sudor de su frente. Quisiera ser portavoz de todas estas personas, cristianos y no cristianos (…) Jesús nos ha enseñado a pedir a Dios Padre ‘danos el pan de cada día’. ¡Que la Expo sea una ocasión propicia para globalizar la solidaridad!”.

Desde hace días temían que se desataran fuertes repulsas

Desde hace semanas que los grupos antisistema italianos, apoyados por otros de distintas naciones de Europa, han estado convocando para protestar contra la muestra, que se desarrolla en un perímetro de 110 hectáreas a unos 16 quilómetros del centro de Milán.

Las manifestaciones en contra de la muestra, comenzaron pacíficamente, pero grupos de encapuchados conocidos como “el Bloque Negro”, comenzaron a lanzar bombas molotov y piedras contra los policías antimotines que venían siguiendo a la protesta, pero sin intervenir. A poco de las pedreas, los policías respondieron con cañones de agua, para pasar luego a los gases lacrimógenos que terminaron dispersando a los manifestantes. Éstos se abocaron entonces en pequeños grupos a destrozar vitrinas comerciales y automóviles en las zonas centro y norte de la ciudad.

El alcalde de la ciudad, Giuliano Pisapia, convocó a los policías a «aislar, identificar y castigar a estos delincuentes que están devastando la ciudad», que debe mantenerse lo mejor posible mientras dure la exposición, que cerrará sus puertas en octubre.