13 DE ABRIL

El Día Internacional del Beso, un festejo que da felicidad inmediata se expande por el mundo

Más que un festejo es una conmemoración: la del primer beso más largo de la historia almacenado en el libro de los récords, con 46 horas, 24 minutos y 9 segundos; el récord ya ha sido superado pero el recuerdo de la primera instancia ha entrado en la historia con un festejo que se repite cada año en más países.

Foto: María Rant – Flickr.

Actualmente el récord mundial de un beso, es de 58 horas y 35 minutos, y quienes ostentan el sitial no homologado, es una pareja de tailandeses, ganadora en su país de un concurso organizado con esa finalidad, que tuvo nueve participantes, según las crónicas. Ekkachai y Laksana Tiranarat, estuvieron durante todo ese tiempo sin poderse sentar, dormirse, para ganar el equivalente a unos 3.000 dólares y dos anillos con diamantes.

Aunque el beso tiene muy distintas formas de manifestarse entre los humanos, a nivel occidental la forma más reconocida es la que proviene de la misma definición de la palabra. La acepción viene del latín basium (acción de besar) y besar también del latín basiare, la forma de de tocar algo con los labios contrayéndolos y dilatándolos suavemente, para manifestar amor básicamente.

Un muy buen ejercicio físico y sicológico

Aunque hay quienes besan bien (y muy bien) difícilmente sepan que para hacerlo son expertos movilizadores de unos 30 músculos faciales la mayoría de cuyos nombres salvo los especialistas casi que nadie conoce. El orbicular de los labios, el buccinador, el canino, el cigomático mayor y menor, el risorio, el triangular de los labios, el triangular del mentón, la borla del mentón, los maseteros, el elevador propio del labio superior, el músculo del labio superior aparecen entre los participantes de la lista que nos facilita e disfrute.

Desde la visión del placer, más allá de los múltiples beneficios sicológicos, los besos aumentan los niveles de dopamina y de testosterona, vinculadas al bienestar y al deseo sexual, además de adrenalina y noradrenalina, que nos aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, además de oxitocina que estimula el deseo sexual. También la estimulación del beso estimula la secreción de neuropéptidos, que combaten de inmediato los casi tres millones de bacterias y 50 mil microorganismos varios que intercambiamos cuando besamos.

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