EN ROMA

Vía Crucis: Papa Francisco lamenta “silencio cómplice” que deja morir a cristianos por su fe “todavía ahora”

El papa Francisco encabezó la procesión del Vía Crucis, a las puertas del Coliseo, en Roma, recordando enfáticamente los asesinatos y decapitaciones de cristianos “todavía ahora” en varios países del mundo, debido a su fe, y recordó que existe un “silencio cómplice” que no debe ser aceptado ante ese tema.

Via Crucis/ Foto AFP

Rodeado por cientos de peregrinos, muchos de ellos monjas y sacerdotes procedentes de Irak, Siria, Nigeria, China y Medio Oriente, el papa recordó la persecución que sufrirán por defender la fe y dijo que debemos recordar constantemente “a nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe, pero muy a menudo ante nuestro silencio cómplice”.

Llamando a “imprimir en nuestros corazones sentimientos de fe, esperanza y caridad” convocó asimismo a que nos presentemos ante Jesús, “a arrepentirnos de nuestros pecados que te crucificaron, a custodiar dentro de nosotros un recuerdo vivo de tu rostro desfigurado, en el cual vemos la brutalidad de nuestros pecados, para que nunca olvidemos el precio que has pagado para liberarnos”.

Una reflexión particular contra abusos sexuales a niños

El papa realizó una reflexión en cada una de las catorce estaciones del Vía Crucis como es habitual, pero en esta ocasión llamó particularmente la atención su pasaje por la estación X, cuando leyó un texto sobre el tráfico y esclavitud de seres humanos, así como la situación de los niños soldados, y otros “niños y adolescentes a los que han robado su inocencia, heridos en su intimidad, profanados sin piedad (…) Tú nos haces pedir humildemente perdón a cuantos sufren estos ultrajes. Ante ti, Señor Jesús, renovamos nuestro propósito de vencer el mal con el bien”, dijo el papa.

El papa, que viene de condenar la matanza en una ciudad universitaria en Kenya (“un acto de brutalidad sin sentido, una inmensa y trágica pérdida de vidas”), cumple la vigilia pascual en la Basílica de San Pedro,para el Domingo de Resurrección hacer pública la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo).

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