SOBREVIVIENDO

Rescatan náufrago que pasó 66 días a la deriva en el Atlántico: pescaba con las manos y bebía lluvia

La Guardia Costera de Estados Unidos rescató a unos 300 quilómetros de las costas de Carolina del Norte, al navegante de un velero que se le rompió el mástil de la embarcación durante una tormenta y pasó más de dos meses a la deriva.

Rescatan náufrago que pasó 66 días a la deriva en el Atlántico. Foto: AP

La familia de Louis Jourdan de 37 años, había denunciado a fines de enero el navegante había salido del puerto de Conway, Carolina, en su barco “Angel”, y desde entonces no habían vuelto a tener contacto. Tampoco había registro alguno en los servicios costeros oficiales, sobre lo que había ocurrido a la embarcación. Se temía lo peor ya que durante esos días, la zona sufrió un fortísimo temporal con olas de hasta cuatro metros de altura y vientos que superaron los 80 kilómetros horarios. Precisamente fue una de las ráfagas de ese casi tornado lo que rompió el mástil del velero, a lo que se sumó el corte de las comunicaciones y la misma “inexperiencia marinera” de Jourdan, ahora reconocida por él mismo.

La familia no cesó de rezar y aparece en Semana Santa

El petrolero alemán Houston Express, navegaba a unos 320 quilómetros del Cabo Hatteras, en la costa de Carolina del Norte, cuando divisaron a un hombre que hacía señales pidiendo auxilio, por lo que cambiaron el derrotero y subieron a bordo al náufrago. De inmediato se avisó a la Guardia Costera que envió un helicóptero desde la base de Elizabeth City, que trasladó a Jordan al hospital Sentara Norfolk, en esa ciudad costera.

“Lo lamento mucho, es que no pude arreglar la embarcación”, dijo el rescatado a sus padres en la primera conversación telefónica que mantuvo luego de recuperarse. “Gracias a Dios, pensábamos que te habíamos perdido. Rezamos y rezamos para que estuvieras vivo: es lo único que importa”, le respondió su padre Frank, en palabras reproducidas por las radios locales, y que han sido interpretadas como un verdadero milagro de Semana Santa.

El náufrago, agotado lo poco que había a bordo, sobrevivió pescando “casi siempre con las manos” y bebiendo el agua de lluvia que lograba acumular a bordo, según su primer relato.

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