La persona más anciana del mundo, Misao Okawa, falleció a los 117 años por causas naturales

Hija de un comerciante textil en la ciudad de Osaka, había nacido en 1898, y había ingresado al Libro Guinness de los Récords en junio de 2013, al fallecer Jiroemon Kimura, que había cumplido 116 años y 54 días, también en Japón.
Okawa había celebrado sus 117 años, en una ceremonia donde hasta las autoridades japonesas participaron, así como sus tres hijos, cuatro nietos y seis bisnietos.

Hasta los 110 años había vivido con relativa normalidad, pero ese año debió de comenzar a desplazarse en silla de ruedas. Hasta los últimos días mantuvo una lucidez que le permitía dialogar con allegados, sobre temas de lo más variado, en torno a la vida que había llevado en Japón, de donde nunca salió. Cuando se le consultaba si tenía algún secreto para la longevidad, aseguraba que dormir ocho horas por día, comer lo que más le gustabay abundantemente (sushi en este caso), así como mantenerse lo más lejos posible del estrés, eran las recomendaciones que podía hacer a partir de su experiencia.

Sus últimos días los pasó sin apetito alguno y falleció junto a su nieto y una enfermera, por “insuficiencia cardíaca”, prácticamente dormida, según dijeron. «Ella se fue tan plácidamente, como si acabara de caer dormida: La extrañaremos mucho», dijo Tomohiro Okada, funcionario del residencial de ancianos al diario The Japan Times.

Una estadounidense es ahora la más anciana del mundo

Gertrude Weaver, con 116 años es ahora la persona viva más anciana del mundo, y cumplirá los 117 años el 4 de julio próximo, una fecha convencional que ella misma adoptó ya que en realidad desconoce el día exacto de su nacimiento y no hay documentos que los consignen. En el censo de 1900, aparece registrada con dos años de edad, y en 1915 con 17 años, en el Registro Civil para su casamiento, inscripta a efectos de la Seguridad Social con fecha 4 de Julio de 1898.

Weaver, que vive en un centro de ancianos en Camden, Arkansas, es una devota de los estudios bíblicos, en los cuales deposita su tiempo, además de disfrutar que le hagan la manicura, y salir al sol en su silla de ruedas.
Hija de dos recolectores de algodón del suroeste de Arkansas, Charles Gaines y Ophelia Jeffreys, la mujer afirma que su secreto de longevidad, ha estado en “creer en el Señor, trabajar duro y amar a todo el mundo”.