Casi 100 millones de personas afectadas por tormenta polar desde Texas a Nueva Inglaterra

El Servicio Meteorológico Nacional, alertó incluso al estado de Florida, donde se teme que las temperaturas ronden los 0 grados, algo totalmente desconocido en esas latitudes. La nieve caída en menos de 24 horas,  ha superado los cuarenta centímetros en muchos puntos, y los gobernadores de Mississippi, Nueva Jersey, Virginia y Alabama, han declarado el estado de emergencia en sus estados. Al norte de Texas se registraron récords históricos sin antecedentes de caída de nieve.

Las temperaturas están en todas las regiones al este del Mississippi por debajo del 0 centígrado y en muchos puntos ha pasado por debajo de los -12 grados C.

El servicio de meteorología mantiene las advertencias por aguanieve desde Alabama hasta el sector oriental de Mississippi. Hay alertas por tormentas polares con nieve desde Delaware, Maryland, Nueva Jersey, Nueva York, Pensilvania, Virginia y Washington,  hasta el sur de Nueva Inglaterra,. Un alerta extra lo constituyen las posibles inundaciones en la zona central de los Apalaches.

Sin vuelos, escuelas, e incluso oficinas de servicios públicos

Mientras los servicios de alerta están pidiendo que la población no deje sus hogares a menos que sea imprescindible, advierten también sobre la posibilidad que se registren extensos cortes de energía, por lo que piden estar preparados con todo lo imprescindible para una emergencia.

Hasta este viernes las aerolíneas habían tenido que cancelar unos 5.000 vuelos, mientras las escuelas dejaron de dictar clases, además de cientos de oficinas estatales que no abrieron sus puertas, en tanto sus funcionarios no pudieron llegar a las mismas o temieron no poder volver a casa.

La Guardia Nacional ha debido intervenir en algunas carreteras –como la 65 en Kentucky- donde algunos choques atascaron el tráfico a tal punto que había decenas de quilómetros de vehículos sin poder moverse, y la tormenta amenazaba congelar a los conductores que quedaran sin combustible. Los uniformados, repartían comida y agua entre los automovilistas inmovilizados, y atendían sus necesidades más urgentes.

En Washington y Nueva York, el problema llegó a la administración de Gobierno, donde muchas reparticiones no atendieron. El tránsito estuvo sumamente complicado y el propio transporte urbano de pasajeros sufrió todo tipo de demoras, aunque siguió operando.