Atentado en la Maratón de Boston: comienza juicio con el acusado ante 30 cargos y 17 penas de muerte

En la primera audiencia, el fiscal comenzó detallando algunos aspectos incluso desconocidos de lo ocurrido, como que el acusado había ido a “comprar leche en un supermercado” a pasos de donde aún estaban las víctimas. “No tenía una sola preocupación en el mundo. Creía que lo que había hecho era algo bueno, que era lo correcto”, explicó el fiscal William Weinreb.

Boston, que ha sufrido de las peores nevadas en décadas, ha dejado por un momento el acuciante tema meteorológico de lado, para retrotraerse al 15 de abril de 2013, cuando ocurrió el atentado y volver a atender una herida no cerrada en la comunidad. El juicio se espera dure unos tres meses, y ha estado retrasado tanto por las tormentas de nieve que no han dado tregua, como por inconvenientes a la hora de elegir a los jurados, en tanto la evaluación de pruebas aparece como sumamente difícil. Aunque no así a lo que todos apuntan será el final de la partida.

La propia abogada reconoce la culpabilidad de su cliente

La abogada Judy Clarke, una especialista en temas de acusados sobre los que pende la pena de muerte, no ha negado sin embargo la culpabilidad de su cliente. “Ha sido él. Es poco lo que vamos a discutir sobre lo que ocurrió”, sintetizó en su presentación. “Vamos a enfrentar el insoportable dolor, la pérdida y la pena” señaló en la declaración de apertura. La abogada dijo que no intentará evitar el castigo a su defendido, sino que no le apliquen la pena de muerte. Para ello justificará que el acusado, hermano menor del fallecido, (que tenían 19 y 26 años respectivamente cuando el atentado), era una suere de autómata, influenciado en todo momento por su hermano mayor.

El fiscal se explayó ya en detalles horrorosos de lo ocurrido, y dijo que el acusado en ningún momento se arrepintió de lo que había hecho.  “Creía que era un soldado en una guerra santa contra los estadounidenses. Lo hizo porque creía que Estados Unidos debía ser castigado por matar a los musulmanes en el extranjero”, detalló.

Los hermanos, que habían nacido en Chechenia, habían vivido en la ex república soviética de Kirguistán y en la región de Daguestán, bajo administración de Rusia, y habían hecho pública su convicción que la lucha contra el terrorismo emprendida por EE.UU. no justificaba el drama de los musulmanes en general.