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Detectan el lugar más seco del mundo en Chile, casi como Marte: estudian cómo sobreviven sus especies

En la comunidad de María Elena, pleno desierto de Atacama, en Chile, los científicos han confirmado su certeza que se trata del lugar “más seco del mundo” y ahora estudian como sobreviven las especies que allí tienen su hábitat, “en condiciones casi similares a las del planeta Marte”.

Los científicos sin embargo han mostrado ya su asombro ante la numerosa cantidad de bacterias que con una humedad inferior al 14% a un metro de profundidad, son capaces de sobrevivir. Los técnicos creían haber descubierto lo que buscaban: “un lugar tan seco que nada fuera capaz de sobrevivir en él. Por lo tanto, nos causó cierta sorpresa que en el sitio descrito pudiéramos encontrar distintos tipos de bacterias a gran profundidad”, explicó Armando Azúa-Bustos, de la Universidad Católica de Chile, en declaraciones que publica biobiochile.

Los científicos consideran además que los microorganismos encontrados en esta localidad, “son interesantes no sólo desde el punto de vista de la ciencia básica, sino también en el ámbito de la astrobiología y para potenciales aplicaciones biotecnológicas y biomédicas”, según el artículo que también presentaron en la publicación especializada “Environmental Microbiology Reports”.

La tolerancia a la radiación ultravioleta es de importancia primordial

Los científicos han encontrado que algunas de las especies halladas tienen capacidades altísimas para tolerar la desecación casi permanente, pero además producen pigmentos que podrían derivar del grupo de los carotenos, que les confieren una tolerancia a la radiación ultravioleta como no tienen otras formas de vida.

Este aspecto es de importancia primordial para una serie de estudios vinculados a la afectación que los humanos sufrimos, junto a otras especies, frente al agujero de la capa de ozono y otros deterioros ambientales que han incrementado los peligros de la exposición solar.

Los técnicos han reconocido que los datos de humedad hallados en el lugar coinciden con los que tomó en Marte el robot Curiosity, lo que podría aumentar el rango de posibilidad que bajo la superficie marciana también se encuentre algún tipo de vida, similar en su resistencia a lo descubierto en Atacama.

“Trabajos como el nuestro empujan la frontera de los requerimientos de agua por parte de los microorganismos extremos de la Tierra y, por ende, amplían los horizontes respecto a dónde se podría encontrar vida basada en agua, como es en el caso terrestre”, entendió Azúa-Bustos.

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