SALUD

En EE.UU. fuerte brote de sarampión revela “moderna” desconfianza a las vacunas

La misma Casa Blanca tuvo que salir en las últimas horas a defender las campañas de vacunación antisarampionosa en Estados Unidos, después que el número de casos entre niños pasara de 100, un verdadero brote epidémico en alza. De los casos 97 se han localizado en California y la mitad aparece relacionada con un contagio en uno de los parques infantiles de Disney, donde concurrieron todos los contagiados.

El portavoz de la Casa Blanca hizo un llamado a que los padres no dejen de vacunar a sus hijos.
El portavoz de la Casa Blanca hizo un llamado a que los padres no dejen de vacunar a sus hijos.

El portavoz de la Casa Blanca Johs Earnest, dijo en rueda de prensa que “la ciencia en el tema de las vacunas es sumamente clara”, y que se debe prestar atención a las recomendaciones de salud pública. “Los padres deben hacer vacunar a sus hijos”, sentenció. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) han insistido en campañas públicas que la vacuna contra el sarampión, paperas y rubeola, es efectiva en el 97% de los casos.

En los últimos años un creciente número de padres norteamericanos han dejado de vacunar a sus hijos, atendiendo la corriente que denuncia las inoculaciones como una forma de envenenamiento corporal, que tiene efectos secundarios de importancia. Algunas afirmaciones señalan incluso que los niños vacunados son los que más frecuentemente presentan cuadros de autismo.

La vacunación, el autismo y otras enfermedades

La afirmación que la vacuna “triple” afecta la salud infantil y fomenta la aparición de autismo, tampoco surgió de la nada. Todo comenzó en 1998, cuando la revista británica Lancet, publicó un estudio dirigido por un médico de ese país, Andrew Wakefield, quien aseguraba que  la “triple vírica” podía estar relacionada con trastornos neurológicos e intestinales. El artículo fue rebatido por The Sunday Times, y alcanzó tal nivel de discusión y debate que salió a la palestra el entonces Primer Ministro Tony Blair, asegurando que las vacunas eran seguras y que él vacunaba a su hijo, Leo.

Pero el tema ya había alcanzado a cruzar el océano y cuando la popular Discovery Salud, hizo un análisis del asunto (//www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=1747), no fueron pocos entre sus millones de lectores quienes siguieron la línea de pensamiento del médico denunciante. Ello fue la base para que muchos niños comenzaran a no ser llevados a los puestos de vacunación.

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