LITERATURA

Despiden a Pedro Lemebel el mayor escritor chileno contemporáneo de la marginalidad

“Estuvo siempre en la resistencia: su legado cultural enriquece el país que somos”, dijo la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, al enterarse del fallecimiento del escritor trasandino.

Como artista de performances y como escritor, su trabajo se caracterizó por el uso de la provocación y el resentimiento como herramientas para la denuncia política y social. / Foto: Sebastian Tapia Brandes
Como artista de performances y como escritor, su trabajo se caracterizó por el uso de la provocación y el resentimiento como herramientas para la denuncia política y social. / Foto: Sebastian Tapia Brandes

Fallecido a los 62 años, como consecuencia de un cáncer de laringe, la obra de Pedro Lemebel, es considerada referente absoluta en su país. Traducidos a varios idiomas, sus textos estuvieron siempre marcados por la lucha contra la marginalidad social y en defensa de los derechos de los homosexuales.

Chile ha declarado honras fúnebres oficiales para el escritor y la ministra de Cultura, Claudia Barattini, puntualizó que “más allá de su enorme aporte literario, la verdad es que vino a cambiarnos la cabeza. Nos abrió un camino de libertad, rompiendo el doble estándar, para obligarnos a reconocer que hay un Chile complejo y diverso”.

La obra del escritor contestatario, tiene clara vigencia autobiográfica y sus novelas y cuentos de ficción, siempre reflejan al Chile más católico y conservador, que las clases altas en general han sido desde siempre en el país.

De los libros a las performances públicas: amado y repudiado

Pedro Lemebel llamaba a su propia literatura un “género bastardo”, y sus libros (“Tengo miedo torero”; “Loco afán: crónicas de un sidario”, y “Adiós mariquita linda”), además de ser traducidos al alemán, inglés, francés e italiano, entre otros, se consolidaron en el ideario chileno más moderno.

Más allá de escribir también incursionó en otras artes como performances públicas y callejeras, que llevó adelante desde su colectivo –Las yeguas del Apocalipsis- que produjo desde aplausos hasta repudio en los distintos estratos culturales de la sociedad chilena.

El fallecimiento del artista no fue sorpresa en Chile, en tanto había reconocido públicamente estar afectado por el sida, y pese a superar sus fases más duras, otro mal le costó la vida. “Cómo es la vida: yo arrancando del sida y me agarra el cáncer” ironizaba cuando la enfermedad lo condenó a la silla de ruedas y quedar sin voz.

Militante del Partido Comunista, desde su juventud, había nacido en un suburbio de Santiago de nombre Pedro Mardones, pero usó siempre el apellido materno, como símbolo de identidad. Había sido profesor de Artes Plásticas, pero los expulsaron debido a su homosexualidad de dos colegios en Santiago.

Isabel Allende, presidenta del Senado de Chile, lo definió en su despedida: “Se va un valiente y un talentoso de las letras”, sentenció.

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