EN RUSIA

Prohibición de conducir autos a transexuales y travestis convertida en asunto de Derechos Humanos

La entrada en vigor de la prohibición implantada en Rusia para que transexuales, travestis, asexuales y afines puedan conducir vehículos, ha pasado a ser considerada asunto de Derechos Humanos, por todas las entidades de defensa de la ciudadanía en ese país. La norma que prohíbe la obtención del registro de conducir a quienes tengan “desórdenes mentales o de conducta”, incluye también a los ludópatas, cleptómanos, fetichistas, y necrófilos.

Putin ha emprendido una especie de lucha contra las personas sexualmente diversas. / Foto: Marco Fleber
Putin ha emprendido una especie de lucha contra las personas sexualmente diversas. / Foto: Marco Fleber

La ley respectiva ha sido firmada por el primer ministro Dimitri Medvedev, quien argumentó que se prevé reducir de forma importante la muy elevada tasa de accidentes mortales en el tránsito, donde Rusia ostenta los índices más altos de la zona europea. Durante el año que culminó unas 30.000 personas murieron en las carreteras de Rusia.

Los inspectores de tránsito realizarán controles en las distintas arterias del país, para establecer en principio que los nuevos reglamentos se cumplan aunque han advertido ya que mientras en algunas situaciones como el travestismo parece será más sencillo, en otros casos como ludóptas y necrófilos resultará imposible.

Especialistas temen que sus pacientes dejen la consulta

Mientras desde la organización Human Rights First, se advierte que “prohibir a la gente conducir atendiendo a su identidad sexual es simplemente ridículo”, especialistas como los psiquiatras y sicólogos advierten de consecuencias peores.

Los especialistas en disturbios mentales creen que los pacientes van a dejar de atenderse e ir a la consulta, para evitar perder sus licencias de conducir, y preferirán correr los riesgos que su patología empeore, antes que no poder manejar el auto.

Para la Asociación de Abogados, de Rusia, la medida es “claramente discriminatoria”, además de “contradecir las leyes rusas e internacionales”, apuntando que se trata además de una “invasión progresiva en la vida privada de los ciudadanos” por parte de las autoridades.

El Gobierno por su parte argumenta con la clasificación de la Organización Mundial de la Salud, cuya codificación CIE-10, incluye los desórdenes de identidad de gènero y de preferencia sexual.

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