El jefe de gobierno, Matteo Renzi, había anticipado en el Parlamento Europeo la dimisión de Napolitano “un europeísta comprometido que en las próximas horas abandonará su puesto después de haber dirigido a Italia con inteligencia y sabiduría”, puntualizaba el martes.

“El presidente de la República, Giorgio Napolitano, firmó esta mañana a las 10.35 su carta de dimisión”, dice el comunicado de la Oficina de Prensa de la presidencia. La carta fue elevada a la presidenta de la Cámara de Diputados. Laura Boldrini debe convocar una asamblea de los senadores en su totalidad y los delegados de las 20 regiones en que está dividida políticamente Italia, para elegir al sucesor, en un período máximo de dos semanas a partir de hoy. El presidente del Senado Pietro Grasso, ocupará interinamente la vacante presidencial.

 Un militante antifascista de la primera hora

“Estoy a punto de abandonar el cargo, renunciar como lo permite la Constitución”, había anticipado Napolitano en su discurso de fin de año, apuntando que su edad ya no le permite mantener el ritmo de trabajo necesario para la primera magistratura.

“Deben prepararse para elegir serenamente mi sucesor” agregó, anticipando que las fuerzas políticas no compartirán al elegido de los opuestos en primera instancia. Los partidos de la derecha y la izquierda italianas no han logrado hasta ahora consenso para la designación. El presidente tiene una posición distinta totalmente a la conocida en las democracias sudamericanas, por ejemplo. Si bien el presidente nombra los ministros e integra los gobiernos, el cargo tiene también mucho de testimonial y se entiden que quien lo ostenta está por encima de los debates políticos diarios.