ORIENTACIÓN

Japón anuncia el primer censo de ballenas en Antártida en vez de enviar los buques factoría

El gobierno de Tokio confirmó que este jueves partirá la primera expedición científica ballenera a las aguas antárticas, para sustituir los tradicionales buques factoría que cazaban los cetáceos, con el fin de modificar su orientación tradicional en relación a estos animales.

Detrás del manifiesto interés científico, Japón parece tener interés en llevar datos alentadores sobre la recuperación de los recursos balleneros.
Detrás del manifiesto interés científico, Japón parece tener interés en llevar datos alentadores sobre la recuperación de los recursos balleneros.

La iniciativa japonesa más allá de mérito, tiene detrás la sentencia de la Corte Internacional de Justicia que ordenó a ese país cancelar las campaña balleneras que cumplía desde tiempos inmemoriales, en las últimas décadas catalogadas de “interés científico” por las autoridades niponas.

Ahora, la Agencia de Pesca de Japón confirma que este jueves zarpará del puerto de Shimonoseki, una flota de investigación cuya primer misión será hacer un censo de las poblaciones balleneras en aguas antárticas, “con datos obtenidos a partir de contacto visual, además de otros mediante muestras de piel”.

La campaña se extenderá hasta el 28 de marzo en principio y permitirá estima la totalidad de los recursos balleneros existentes en la actualidad.

Este año será el gran debate sobre el futuro de las ballenas

Detrás del manifiesto interés científico, Japón parece tener interés en llevar datos alentadores sobre la recuperación de los recursos balleneros –algo que algunos científicos ya han adelantado el año pasado- a la próxima convención de la Comisión Ballenera Internacional. El comité científico de la Comisión se reunirá entre mayo y junio de este año en Estados Unidos, donde debatirá sobre la eventual reanudación de un programa que permita cazar ballenas a algunos países.

Japón es el primero de los interesados ya que tras la moratoria total para cazar ballenas con fines comercial, impuesta en 1986, siguió con las prácticas habituales argumentando que se trataba de capturas científicas. Finalmente la Corte Internacional juzgó el año pasado que esas cazas eran ilegales y no “se ajustan a fines científicos”.

Ahora algunos países intentan que se reanuden algunos programas de caza limitada, con Japón a la cabeza, a lo que se opone un grupo más importante aún liderado por Australia.

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