Venecia prohíbe las “valijas con rueditas” cuyo traqueteo no deja dormir a los vecinos

Los 22 millones de turistas que visitan cada año Venecia, deberán atenerse a las consecuencias por la contravención a la norma que entrará a regir en mayo del año próximo.

Las constantes denuncias de los venecianos al Ayuntamiento para que “haga algo” en una materia tan escurridiza como difícil de controlar, han hecho que las autoridades, intentando complacer a los votantes de la futura elección, hayan optado por la medida que prohíbe a los rodados, incluso de goma o plástico, transportar maletas, bolsos y valijas.

Sin embargo habrá un escape: el Comisionado de la Serenísima, aprobó que pueda ser posible el uso de neumáticos llenos de aire y totalmente silenciosos, específicos para este servicio. La medida se agregó a la norma original, en tanto los hoteleros se mostraron iracundos, contra una idea que impedía a sus “botones” y gente de servicio, transportar maletas de forma relativamente aceptable, y los obligaba a cargar de forma harto imposible los equipajes.

Las rueditas están acusadas no solamente de perturbar el sueño

Y los ruidos nocturnos parecen no haber sido solamente la causa de la decisión del Comisionado Víctor Zapparlorto. “Hay un deterioro progresivo de losas históricas en los pisos de la ciudad, en los caminos de piedra y hasta en los puentes peatonales alrededor de los canales venecianos”, según publica el diario italiano Il Messaggero.

Para Zapparlorto, se debe crear una “valija amiga” de Venecia, que permita saldar todos los inconvenientes que generan, y apuntó a las empresas del ramo, que dice tienen ahora una consistente oportunidad de desarrollo.

La normativa que entrará en vigor en 2015, generará responsabilidad jurídica y será vinculante ya que estará incluida en el código civil de Venecia.

La “ciudad de los canales” ha enfrentado hasta ahora fuertes preocupaciones con las constantes crecidas y su progresivo hundimiento, que afectan sus características como una de las principales metas del turismo mundial, y ha debido emitir regulaciones cada vez más severas para evitar la pérdida de su valor arquitectónico y patrimonial.