GASTRONOMÍA

Restorán en Pensilvania sirve solo comida de países que están en conflicto con EE.UU.

Si los límites de la preferencia en gastronomía son insondable, prueba fehaciente es el aprecio de los clientes por “ConflictKitchen” un restorán en Pittsburgh, Pensilvania, que solamente sirve platillos típicos de países que estén en guerra, o cuando menos en conflicto, con los Estados Unidos. (conflictkitchen.org/).

Restorán en Pensilvania sirve solo comida de países que están en conflicto con EE.UU.

La noticia sin embargo ha sido porque después de un relativo cúmulo de éxitos, ahora los cocineros y dueños del local han sido amenazados de muerte, al haber incorporado recientemente platillos de la cocina palestina, a los menús.

Los comensales les han elogiado hasta ahora las arepas de Venezuela, la ropa vieja de Cuba, los “bolanis” o empanadas afganas típicas, así como la sopa “manduguk” que deleita a los norcoreanos, o los sandwiches de carne picada con albahaca y menta, que hacen la delicia de los iraníes. Sin embargo cuando reciénteme incluyeron el más que inocente y conocido mundialmente “humus” o el pollo encebollado en pan de sándwich, el falafel y la mushaka, las cosas siguieron corriendo por el mismo camino de preferencias que al inicio, pero en días los llamados con amenazas de muerte comenzaron a llegar y se multiplicaron.

Una visión que nada tiene que ver con la culinaria internacional

«Siempre nos hemos enfocado en la gente que vive en países que están en conflicto con EE.UU, y no tiene ningún sentido enfocarnos también en la perspectiva israelí. Es la primera vez que nos pasa. Nunca nos han pedido mostrar un punto de vista alternativo,» afirma uno de los creadores del restorán. Jon Rubin agrega que “parece haber ciertos medios y ciertos grupos que quieren que la perspectiva proisraelí prevalezca sobre la palestina, lo que ignora nuestra premisa que es enfocarse en la cultura, comida y puntos de vista de países que están en conflicto con Estados Unidos”, según declaraciones que publica BBC Mundo.

La situación llegó al punto que la policía le sugirió –y los propietarios aceptaron- cerrar durante cuatro días el restorán para investigar concienzudamente todos los entresijos de las amenazas, incluyendo la posibilidad que los dependientes tuvieran alguna relación.

Sin embargo el tema parece ser extramuros del restorán, en tanto el propio director de relaciones con la Federación Judía, local ha dicho que el restorán “mete cizaña en un conflicto para tratar de ser relevante (…) deberían dejar de repartir literatura y propaganda que es dañina”, sentenció.

Los dueños del local reconocieron que para adaptar los platos al gusto local, han viajado a esos lugares –cuando les fue posible- o entrevistaron a miembros de la colectividad de la nación que residan en EE.UU.

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