ASTRONOMÍA

Llega la lluvia de estrellas fugaces “Leónidas” visible en ambos hemisferios

Desde esta semana y hasta entrado el mes próximo un muy interesante fenómeno de “estrellas fugaces” será apreciado en ambos hemisferios: la lluvia de estrellas de las Leónidas.

La lluvia de estrellas de las Leónidas se dejará apreciar durante esta semana

Recibiendo su nombre por el área del cielo de donde parecen llegar, y hacia donde es más factible verlas si se las busca en la noche –la constelación de Leo- la lluvia meteórica es producida por el pasaje en el área del cometa Tempel-Tuttle, descubierto en 1865.

La órbita del 55P/Tempel-Tuttle interseca precisamente a la de la Tierra, y por consiguiente el material expulsado del cometa durante el perihelio se encuentra con nuestro planeta que intercepta restos de material, que se incineran durante su caída debido a la fricción generando el estupendo fenómeno ilusorio de “estrellas fugaces”.

Las Leónidas, son un fenómeno de corte anual, pero la cantidad de estrellas fugaces que produce no es siempre la misma, en tanto el polvo del cometa Tempel-Tuttle no tiene una distribución homogénea en su órbita, llegando muy excepcionalmente a momentos de “tormenta de meteoros”, cada 33 años.

A diferencia de otros son por lo general de color rojizo

Las “estrellas fugaces” de las Leónidas, tiene por particularidad ser de un color rojizo en casi todas sus apariciones, a lo que se suma una alta velocidad de caída. El fenómeno de velocidad obedece a que la Tierra los encuentra “de frente” en su camino. Suelen dejar atrás también una estela de color verde que puede persistir por varios segundos.

La lluvia de estrellas de las Leónidas es de las que más antigua descripción documentada tienen: ya en 902, 931, 934, 1002 y más existen descripciones de los historiadores de brillantes lluvias de estrellas, correspondientes a los ciclos máximos de tormenta de meteoros, con más de un millar de estrellas fugaces por hora.

Los fenómenos más espectaculares fueron los de 1799, documentado por Alexander von Humboldt, que describió “millares y millares de bólidos durante cuatro horas consecutivas”, algo que quedó incluso en la tradición oral de los esquimales de Labrador y Groenlandia cuyo relato señala que los meteoros “tenían un diámetro superior que la Luna”.

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