RELIGIÓN

Nueva York cierra 50 iglesias católicas en la peor crisis por falta de asistentes

La Arquidiócesis de Nueva York anunció el cierre de al menos 50 iglesias, casi el 15% de las 368 parroquias existentes, las que serán fusionadas para reducir gastos ante la falta de fieles y de oficiantes.

Arzobispo de la Gran Manzana, cardenal Timothy M. Dolan/ Foto: AFP

El arzobispo de la Gran Manzana, el cardenal Timothy M. Dolan, reconoció en su columna del mayor periódico católicos de Estados Unidos –el Catholic New York- que la decisión se toma tras cinco años de intentos para evitarlo, pero que además de la reducción de fieles y sacerdotes, la gente se muda para otros lugares, dejando los templos vacíos.

“Muy pronto habrá un profundo pesar en algunas de nuestras queridas parroquias, ya que haremos pública la decisión que hemos estado preparando durante los últimos cinco años. En principio, 368 son demasiadas parroquias; y muchas están en zonas en las que antiguamente vivían muchos católicos, que ahora se han mudado a otras partes”, explicó el purpurado en el periódico de la comunidad. Agrega que los fondos que se recuperen a no tener que solventar esas capillas permitirán trabajar mejor en “escuelas y organizaciones de caridad”.

Según las estimaciones el 25% de las parroquias han quedado ahora en barrios donde vive menos del 12% de los 2,8 millones de católicos de la arquidiócesis, que alcanzan a la ciudad de Nueva York, el Bronx, Manhattan, y media docena de localidades más en el estado.

Otro gran problema es la falta de sacerdotes para atenderlas

Algunas de las iglesias más icónicas de Manhattan cerrarán así sus puertas, pero no había otra solución ya que las distancias entre una y otra suele ser sumamente escasa y tampoco los fieles son muchos a lo que se suma un creciente dificultad con los sacerdotes. Las ordenaciones en la costa este norteamericana están dentro de los mismos niveles que en décadas anteriores en los mejores casos, y en muchos otros retrocediendo, lo que provoca un envejecimiento general de los curas, que no pueden atender debidamente a veces, todo lo que impone mantener una iglesia abierta.

Los propios sacerdotes reconocen que existen serias dificultades para promover la Fe, y que las misas dominicales están cada vez con menos asistentes. La mayoría de los devotos que siguen asistiendo son inmigrantes, por lo general mexicanos o centroamericanos. El costo de vida en Nueva York ha aumentado de manera marcada en los barrios, donde los católicos eran buena parte de la colectividad cristiana, y muchos emigraron a zonas de menor nivel de vida, pero más accesibles a sus ingresos.

Es la segunda vez que Nueva York debe tomar una decisión de este tipo en lo que va del siglo: en 2007, cerraron 21 iglesias, básicamente por similar problemática.

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