ARQUEOLOGÍA

Vegetales y cenizas: dieta potenciadora de gladiadores romanos

Investigadores suizos y austríacos, trabajando sobre huesos encontrados en las ruinas del “cementerio de gladiadores” de la antigua ciudad de Éfeso, han logrado establecer que tenían una alimentación especial destinada a potenciar su temible tarea.

Foto: sixpee2013

Los investigadores de la Universidad de Berna y de Viena, buscaban dar con la clave por la cual los historiadores romanos llamaban “hordearii” (comedores de cebada) a los gladiadores, entre un vasto repertorio de apelativos.

Los arqueólogos, analizando los huesos del cementerio, reconocieron mediante espectroscopía, que los niveles de colágenos en los huesos, así como las proporciones de calcio y estroncio, demuestran que el apelativo de los historiadores clásicos no era infundado. Comparativamente con el análisis a otros restos óseos de la época, los identificados como pertenecientes a gladiadores, muestran claros signos de una dieta casi vegetariana.

También tenían mucha mayor cantidad de minerales, lo que responde a una eventual ingesta de cenizas de distintas plantas, que se usaban no solamente como fortificantes, sino como facilitadoras de la cicatrización de heridas. El trabajo fue presentado en la revista especializada Plos One.

Un estudio que abarcó a 22 gladiadores del Éfeso romano

El cementerio ubicado en Éfeso –actualmente en Turquía- corresponde a una ciudad que en su momento de apogeo dentro del Imperio Romano llegó a tener casi un cuarto millón de habitantes, siendo uno de los centros culturales, religiosos y comerciales más importantes de la antigüedad.

Descubierto en 2007, el primer cementerio de gladiadores hallado, ha abierto un camino muy importante para definir aspectos de estos luchadores del circo, que constituyeron una clase relevante en el contexto de la sociedad romana, y de quienes solamente se tenían referencias a través de escasos escritos, ya que del resto fue Hollywood que se encargó de presentarlos al mundo.

Las investigaciones a la fecha han revelado no obstante que los creativos modernos no se alejaron demasiado de la realidad, aunque las cicatrices estudiadas, demuestran que las luchas eran “profesionales” y que si bien mortales, los participantes procuraban infligir el menor sufrimiento posible al contrincante, incluso a la hora de rematarlos. Los gladiadores recibían atención médica, según algunas pruebas la mejor de la época, y distintas pistas permiten afirmar que no pocos, alcanzaron su libertad tras tres años de combate obligatorio, y murieron a una edad compatible con la de otros romanos de su época que no bajaban a luchar a la arena del circo.

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