Obama pide voto hispano para alcanzar reforma migratoria pero récord de deportaciones cuestiona sus intenciones

Horas antes del discurso el Departamento de Seguridad Nacional había revelado que se batió el récord de deportaciones en 2013 cuando 438.000 indocumentados fueron expulsados de Estados Unidos, un 4,5% más que en el año anterior.

Los dirigentes máximos de las comunidades hispanas, dijeron a los medios luego del discurso presidencial que cuestionaban las intenciones del mandatario, en tanto más allá de los discursos y los problemas en el Congreso, está en la potestad presidencial detener de inmediato las deportaciones.

El presidente Obama se mostró complaciente con los electores latinos y les dijo que comprendía «su gran frustración» al tiempo de pedirles que volvieran a confiar en él. Sus palabras, ante la reunión anual del Instituto del Caucus Hispano en el Congreso, decepcionaron a millones de latinos que apostaron a la promesa de campaña de 2008, cuando Obama dijo que aprobaría la reforma migratoria en el primer año de su mandato.

Récord de deportaciones contrasta con el espíritu del discurso

En su discurso de nueve minutos, Obama apuntó a nuevas promesas para la salud y la educación en la comunidad hispana, pero apenas dejó lugar para el asunto migratorio, el que priorizan los latinos, que quien más quien menos, tienen todos un pariente o allegado viviendo ilegalmente en el país.

La administración de Obama ha batido ya cuatro récords sucesivos de deportaciones, con unos 400.000 expulsados en promedio cada año. Las cifras oficiales mostraron 438.000 expulsados en 2013, contra 419.000 en 2012, en su mayoría ciudadanos mexicanos, guatemaltecos, hondureños y salvadoreños en ese orden.

Aunque todavía no hay cifras oficiales de 2014, todo anticipa que la crisis humanitaria que se vive con los menores en la frontera sur, donde se han detenido más de 65.000 niños sin acompañantes, aumentará los guarismos.

Durante el discurso de Obama, éste fue interrumpido por una mujer que le reclamó «Pare las deportaciones: necesitamos un alivio ya«, a lo que el mandatario respondió pidiéndole que escuchara su discurso, aunque después en el mismo apenas volvió sobre el asunto, señalando que si bien podía constitucionalmente parar las deportaciones, su decisión «no sería tan duradera y comprensiva» como una ley aprobada por el Congreso.