Resultados educativos mejoran cuando los estudiantes se despiertan más tarde

Basada en una investigación sobre más de 9.000 estudiantes que realizó la Universidad de Minesota, a quienes se retrasó el horario de entrada a clase, la academia reconoce que el horario de 7:15 (habitual en escuelas y secundarios norteamericanos) en absoluto contribuye a mejorar el aprendizaje y apunta que las 8:30 resulta una hora mucho más beneficiosa. La recomendación alcanza a los centros cuyos estudiantes tengan entre 10 y 18 años de edad.

El debate se desató a lo largo y ancho de Estados Unidos, después de hacerse público que un estudio similar, realizado en Gran Bretaña probó ir mucho más lejos aún: los rendimientos escolares mejoraron significativamente en grupos de estudiantes entre 12 y 18 años a los que se hizo ingresar a las 10 de la mañana a los centros educativos.

La interrupción del sueño en su fase más profunda es lo peor

La investigación demostró que la interrupción del sueño en los jóvenes cuando está en su fase más profunda –sobre las 7-8 de la mañana- genera una posterior somnolencia que puede extenderse por horas, lo que inhibe la captación de nuevos aprendizajes, como la reproducción de lo estudiado.

El ciclo de sueño de los adolescentes, que suelen dormirse a partir de las 23 horas, es distinto al de los niños y los adultos, y obligarlos a dormir menos puede facilitar incluso cuadros depresivos, así como la inducción a adicciones como el tabaquismo o el consumo de alcohol. Paralelamente el estudio mostró que menos adolescentes protagonizaron accidentes de tránsito, en los grupos donde les fue permitido levantarse más tarde de la cama.

“En Estados Unidos se está repensando el horario de las escuelas, la mayoría de las cuales empieza a las 7:15, porque hay cada vez más evidencia de los beneficios”, dijeron técnicos universitarios a cargo del estudio, en declaraciones a la cadena BBC Mundo.