Día Mundial de la Justicia Internacional focaliza siglo más sangriento de la historia

El Día Mundial de la Justicia Internacional, focaliza particularmente el reconocimiento a los nuevos formatos de aplicación de leyes comunes a la Humanidad, después de los juicios de Nüremberg y Tokio, que se realizaron después de la Segunda Guerra Mundial. El 17 de julio, el Estatuto de Roma,  firmado por 108 países, llevó a la creación de la Corte Penal Internacional, que tiene su sede en La Haya, Holanda.

El recordatorio implica instar también a las autoridades de cada país, para que crímenes como los desplazamientos forzados, las violaciones masivas, las desapariciones, esclavitud, tortura y otros abusos de lesa humanidad, no permanezcan impunes.

La Corte Penal Internacional: sin firma de EE.UU. ni de China

Si bien el apoyo y la firma de compromiso para cumplir con el sistema de Justicia Penal Internacional demuestra consenso global, y refuerza el compromiso de los ciudadanos a todo nivel, para contribuir a la prevención de conflictos que viole los derechos humanos, la realidad muestra que los avances aún son totalmente insuficientes en distintas zonas del planeta.

La Corte Penal Internacional tiene jurisdicción sobre tres crímenes básicos: crímenes de guerra, genocidio y crímenes de lesa humanidad. Pero en su calidad de institución “complementaria” de jurisdicciones penales nacionales, solo puede actuar cuando las cortes nacionales no puedan o no se involucren para hacerlo.

La Corte carece no obstante de fuerza impositiva alguna en las dos mayores potencias del planeta: ni Estados Unidos, ni China, se acogen al mandato de la Corte Penal Internacional, lo que hace cuestionable el verdadero poder y valor de sus decisiones para lograr una verdadera justicia en cualquier parte del mundo.