¿Alguna vez se preguntó por qué el mundo es un enredo?

 

Roma, junio 2014 – El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, (ACNUR), ha informado que en 2013 el número total de refugiados ha alcanzado el escalofriante cifra de 51 millones de personas. Estamos cerca del trauma de la Segunda Guerra Mundial, cuando los refugiados se estimaron en 55 millones.

Esto significa que si bien no estamos en una Tercera Guerra Mundial formalmente declarada, los conflictos en todo el mundo están llegando a niveles inéditos desde 1944. Por supuesto, para la gran mayoría del mundo, esas son meras noticias cotidianas, pese a que el aumento del gasto en armas en todas partes, y sobre todo en Rusia, China y Japón, no debería ser ignorado.

Las noticias diarias sobre el desorden en cada país y por todas partes, son tan complejas y confusas, que muchas personas han renunciado a hacer un esfuerzo para una comprensión profunda.

Por lo tanto, para entender el desorden mundial, un rápido decálogo puede ayudar. Desde luego, cada uno de los puntos requeriría, para ser completo y científico, un espacio mucho mayor, debido a que cubre muchos ángulos y problemas.  Por lo tanto, no se debe entender esto no como un documento serio, sino sólo como una herramienta muy rápida dirigida especialmente a los jóvenes, para poder entender la confusión.

1) El mundo tal como es hoy,  ha sido configurado en gran medida por las potencias coloniales, que dividieron el mundo entre sí, tallando los países sin ninguna consideración por sus realidades étnicas, religiosas y culturales.  Esto fue especialmente cierto en África y en el mundo árabe, donde la idea de un Estado fue sustituido por tribus y clanes.

Para citar solo algunos ejemplos, ninguno de los actuales países árabes existía. Siria, Líbano, Irak, los países del Golfo (incluida Arabia Saudita) eran todos  partes del Imperio Otomano. Cuando este desapareció tras la Primera Guerra Mundial (así como los imperios Ruso,  Austro-Húngaro y Alemán), los victoriosas Gran Bretaña y Francia  se sentaron en una mesa y diseñaron las fronteras de países para ser dominados por ellos, como lo hicieron antes en África.  Así que nunca hay que ver a esos estados como equivalentes a países con antecedentes de identidad nacional.

2) Al finalizar la época colonial, para mantener estos países artificiales con vida y evitar su desintegración, fue inevitable la aparición de un hombre fuerte para cubrir el vacío dejado por las potencias coloniales. Con muy pocas excepciones, las reglas de la democracia sólo se utilizaron para alcanzar el poder. La primavera árabe produjo dictadores y autócratas sustitutos, sólo para reemplazarlos con el caos y las facciones en conflicto (como en Libia), o con un nuevo autócrata, como Egipto.

El caso de Yugoslavia deja una buena enseñanza. Después de la Segunda Guerra Mundial, el mariscal Tito desmanteló el Reino de Yugoslavia, formado por seis países: Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Montenegro y Serbia, dominados por la casa real serbia desde 1929. Bajo la fórmula  República Federal Socialista de Yugoslavia y con mano de fierro, el croata-esloveno  Josip Broz-Tito, logró formar una unión entre repúblicas con iguales derechos, que ponía fin al vasallaje a la corona serbia. Sin embargo,  Yugoslavia, no sobrevivió a la muerte de su caudillo.

La lección es que sin la creación de un proceso realmente participativo y unificador de los ciudadanos, con una sociedad civil fuerte, las identidades locales siempre juegan el papel más determinante. Así que no será en breve que muchos de los nuevos países serán considerados verdaderamente libres  de conflictos internos.

3) Desde la Segunda Guerra Mundial, la intromisión de los poderes coloniales y de las superpotencias  en el proceso de consolidación de los nuevos países ha sido un muy buen ejemplo de los desastres provocados por el hombre.

Veamos sólo el caso de Irak. Después de su invasión en 2003, cuando EE.UU. se hizo cargo de la administración del país, nombraron al  general Jay Garner.  Estuvo en el cargo durante un mes, porque fue considerado demasiado abierto a las opiniones locales, por lo que fue reemplazado por un diplomático, Jan Bremmer, quien asumió el cargo tras una conferencia de dos horas con la entonces secretaria de Estado, Condoleezza Rice.

Bremmer decidió disolución inmediata del ejército (creando 250.000 desempleados) y despidió a todos los empleados públicos miembros del Ba’ath, el partido de Saddam, lo que desestabilizó el país y el caos actual es el resultado directo de esta decisión.

El actual presidente de Irak, Nouri al-Maliki, que Washington está tratando de cambiar como la causa de la polarización entre   chiítas y  sunitas, fue entonces el candidato preferido de Estados Unidos.

Idéntico el caso del presidente de Afganistán, Hamid Karzai, quien se ha convertido en  virulento anti-estadounidense. Es una tradición que se remonta a la primera intervención norteamericana, en Vietnam, donde colocaron a Ngo Dihn Dien, quien después se volvió contra sus puntos de vista, hasta que fue asesinado.

No hay espacio aquí para dar ejemplo de errores similares (aunque en mucho menor escala), de otras potencias occidentales. Pero este es un ejemplo de que todos los líderes investidos desde fuera, no duran mucho tiempo  y provocan inestabilidad.

4) Todos somos testigos de la lucha religiosa y el extremismo del Islam como una amenaza creciente y preocupante. Pocos hacen un esfuerzo para comprender por qué miles de jóvenes están dispuestos a hacerse explotar. Hay una notable correlación entre la falta de desarrollo y el empleo con el malestar religioso. En los países musulmanes de Asia (los musulmanes árabes son menos del 20% de las población musulmana mundial),  el extremismo apenas se conoce.  Pocos se dan cuenta de que la lucha entre chiítas y sunitas es financiada por países como Arabia Saudita, Qatar e Irán.

Esas variantes religiosas han estado viviendo lado a lado durante siglos y ahora luchan una guerra de poder, como por ejemplo en Siria. Arabia Saudita ha estado financiando en todas partes a la corriente salafista (la forma más puritana del Islam). Han apoyado con cerca de 2.000 millones de dólares al nuevo autócrata egipcio, General Abdel Fattah el-Sisi, porque él está combatiendo a la Hermandad Musulmana, que predica el fin de reyes y jeques y dar el poder a la gente.

Irak se está convirtiendo también una guerra de poder entre Arabia Saudita, defensor de los sunitas, e Irán, defensor de los chiítas.

Por lo tanto, al observar esta guerra de religiones, siempre hay que ver quién está detrás. Las religiones suelen convertirse en beligerantes sólo si son usadas. Basta revisar la historia de Europa, donde las guerras de religiones fueron inventadas por los reyes y combatidas por la gente. Por supuesto, una vez que el genio ha salido de la botella, tomará mucho tiempo para que vuelva a entrar. Así que este tema nos acompañará bastante tiempo.

5) El fin de la Guerra Fría descongeló al mundo, logrando el equilibrio de forma estable entre las dos superpotencias. Los intentos de crear alianzas regionales o internacionales para alcanzar la estabilidad, siempre han sido defraudados  por intereses nacionales.

El mejor ejemplo es Europa. Aunque todo el mundo habla de Crimea, Ucrania y Vladimir Putin (quien se convirtió en paranoico sobre el cerco occidental, desde el gobierno de George Bush Jr. en adelante) y de cómo llevarlo a que escuche a Estados Unidos y Europa, las empresas europeas continuaron el comercio pese a lo mucho que se habla de embargo.

Y ahora tranquilamente, Austria  ha firmado un acuerdo con Rusia, para conectarse al Gaseoducto del Sur,  que llevará gas ruso a Europa. Este es el último ejemplo de la falta de unidad de Europa, que ha estado reclamando a gritos la necesidad de reducir su dependencia energética de Rusia.

Un mundo multipolar se aproxima, pero ha de verse cuán estable será. En Asia, China y Japón están aumentando sus inversiones militares, como lo están haciendo los países que los rodean. Y mientras que los conflictos locales, como Siria, Irak y Sudán, no deriven hasta un conflicto mayor, esto sin duda sería el caso en Asia.

6) En un mundo cada vez más dividido por el resurgimiento de intereses nacionales, la propia idea de un gobierno compartido va perdiendo fuerza y no sólo en Europa. Naciones Unidas ha perdido su significado como la arena para llegar al consenso y a la legitimidad. Los dos motores de la globalización, el comercio y las finanzas, están fuera de la ONU, que se quedó con los temas de desarrollo, la paz, los derechos humanos, el medio ambiente, la educación, y así sucesivamente. Si bien son cruciales para un mundo viable, no son vistos así por quienes detentan el poder. Naciones Unidas está deslizando hacia la irrelevancia.

7) Al mismo tiempo, los valores e ideas que se consideran universales, como el concepto de la cooperación, la ayuda mutua, la justicia social, la paz como un paradigma compreensivo, también se están convirtiendo en irrelevantes.

El Presidente de Francia, François Hollande, se reunió con el estadounidense Barack Obama no para discutir cómo detener el genocidio en Sudán, las niñas del secuestro en Nigeria, sino para pedirle que intervenga con su Ministro de Justicia para reducir una multa gigante a una institución francesa, el Bas NPB-París, por actividades fraudulentas. Los problemas pendientes del control de temperatura y del desarme nuclear,  en gran medida estuvieron ausentes en la última reunión del G-7, pese a que  estas son las dos principales amenazas para el planeta.

8) Después del fin del colonialismo y de los regímenes totalitarios, la clave del mundo después de la Segunda Guerra Mundial, fue «la puesta en práctica de la democracia». Pero después del fin de la Guerra Fría, la democracia se considera como adquirida. De hecho, en los últimos veinte años, la fórmula de la democracia representativa ha ido perdiendo su encanto. El pragmatismo ha conducido a la pérdida de visión a largo plazo y la política se ha convertido cada vez más en meramente administrativa.

Los ciudadanos se sienten cada vez menos relacionados con los partidos, que se han transformado básicamente en egocéntricos y autosuficientes.  Los asuntos internacionales no se consideran instrumentos de poder en los partidos, y las decisiones se toman sin participación. Esto lleva a opciones que a menudo no representan los sentimientos y las prioridades de la ciudadanía. Por ejemplo, las encuestas en Estados Unidos muestran que la gran mayoría de la gente está contra de la intervención en Irak.

Esto no impide que el ex vicepresidente estadounidense Dick Cheney, que tuvo una gran responsabilidad en el desastre de Irak y otros líderes internacionales, como el ex primer ministro británico Tony Blair, justifiquen el pasado y defiendan públicamente una nueva intervención en Irak.

La forma en que el rescate de Chipre fue tratado en la Comisión Europea fue ampliamente considerado un ejemplo flagrante de falta de transparencia. Unos pocos, sin duda hacen más errores que muchos.

9) Un elemento muy importante de la confusión ha sido el crecimiento de la «nueva economía», así llamada por sus partidarios, especialmente del mundo financiero.

Es una economía que contempla el desempleo permanente, la falta de inversiones sociales, la reducción de impuestos para los grandes capitales, la marginación de los sindicatos y la reducción del papel del Estado como regulador y garante de la justicia social.

Las desigualdades están alcanzando niveles sin precedentes. Las 85 personas más ricas del mundo poseen el equivalente de la riqueza de 2.500 millones de personas. Estamos deslizándonos velozmente a los tiempos de la reina Victoria,  que ciertamente no fue un ejemplo de paz y estabilidad social.

Por lo tanto, basta mirar a lo que sucede a nivel internacional bajo el ángulo de cuantas decisiones son resultado del debate y la participación, para ver que simplemente  están en pocas manos.

10) Esto trae un corolario. No es por casualidad que todos los principales medios de comunicación de todo el planeta tienen la misma lectura del mundo. Fundamentalmente, la información actual ha eliminado los análisis de los procesos para centrarse en los eventos. Su capacidad para seguir el desorden mundial es mínima y se limita a repetir lo que dicen los que están en el poder. Es muy instructivo ver los medios de comunicación que son muy analíticos en temas nacionales y muy superficiales en los internacionales. Los medios de comunicación dependen de tres agencias internacionales de noticias, que representan el mundo occidental y sus intereses. ¿Ha leído en alguna parte, noticias sobre el acuerdo del gas entre Austria y Rusia?

Por lo tanto, un punto final: nunca se debe estar satisfecho con lo que lee en los periódicos. Siempre hay que tratar de conseguir puntos de vista adicionales y opuestos, a través de la red. Esto ayudará a ver el mundo con óptica propia y no con los ojos de otra persona, que probablemente, hace parte del sistema que ha creado este lío. No ir con la marea… buscar siempre la otra cara de la luna. Y si dicen que ellos saben, bueno, basta mirar los resultados… así es que hay que ser uno mismo. Si comete un error, al menos será su error.

Roberto Savio
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