ELECCIONES EN ISRAEL

Reuven Rivlin, la cara amable de la extrema derecha israelí

Reuven Rivlin, que este martes se convirtió en el 10º presidente de Israel, es un halcón de la extrema derecha reputado por su sentido del humor y su defensa férrea de la democracia.

Rivlin es un halcón de la extrema derecha reputado por su sentido del humor y su defensa férrea de la democracia. (Foto de AFP)

Popular y afable, ‘Ruby’ Rivlin, de 74 años, es un veterano miembro del Likud, el partido del primer ministro Benjamin Netanyahu.

Nunca ha escondido sus anhelos de un Gran Israel cuyas fronteras sean el Mediterráneo y el río Jordán.

Pero durante su mandato como presidente del Parlamento también se labró a pulso una reputación de férreo defensor de la democracia, que le valió el apoyo de la izquierda y hasta de la minoría árabe israelí.

Considerado como uno de los miembros más a la derecha del Likud, Rivlin nunca ha escondido su oposición a la creación de un Estado palestino y defiende con uñas y dientes los asentamientos judíos.

«Rivlin no será el presidente del Estado de Israel, sino el presidente del Gran Israel», escribió el comentarista Ari Shavit en el diario Haaretz sobre este puesto más bien protocolario.

«Se aprovechará de la presidencia para empujar el proyecto de asentamientos en Cisjordania, que adora, y la solución de un estado único en la que cree», escribe.

Rivlin, un antiguo oficial de inteligencia del ejército, habría dicho en 2010 que «preferiría aceptar a los palestinos como ciudadanos israelíes que dividir a Israel y a Cisjordania en dos Estados».

También se opuso a la retirada de asentamientos y de tropas israelíes de Gaza en 2005.

Pero sus carácter bromista junto a su defensa sin fallas de la democracia y los derechos humanos le han valido aplausos y respeto de todo el espectro político.

Halcón con corazón

Rivlin empezó su carrera en la Knesset o Parlamento, en 1988 cuando ganó un escaño con el Likud. Desde entonces, presidió la cámara en dos ocasiones – de 2003 a 2006, y de 2009 a 2013.

En 2009, inmediatamente después de resultar electo, su primera visita fue a la ciudad árabe israelí de Umm al Fahm.

Un año después, rechazó los reclamos de la derecha para expulsar a un parlamentario áraboisraelí tras su participación en la desafortunada flotilla propalestina que trató de burlar el bloqueo israelí en Gaza.

«Durante años, Rivlin ha abogado por la necesidad de que judíos y palestinos cooperen. Como presidente de la Knesset, extendió la mano a las facciones árabes en contraste con sus colegas de la derecha», escribe Haaretz en un editorial.

En 2011, se opuso a los intentos de legislar para reducir la financiación extranjera a las ONG de izquierda.

Un año más tarde, arremetió contra la diputada del Likud Miri Regev cuando escribió que los inmigrantes africanos indocumentados son como un «cáncer».

«Siempre ha mantenido opiniones independientes, incluso ante primeros ministros fuertes como Ariel Sharon y Netanyahu, y eso es una característica importante para un presidente».

Cuando era presidente del Parlamento, se ganó el respeto generalizado, gracias a su larga experiencia en el arbitraje político, lo que ha sido una baza para la presidencia, dicen los analistas.

«Rivlin maduró desde una especie de comediante que no se tomaba su trabajo en serio a uno de los políticos más respetados y queridos en Israel», escribió Haaretz el año pasado cuando surgieron las especulaciones sobre el futuro presidente.

Choques con Netanyahu

Aunque inicialmente aparecía como el principal candidato a suceder a Shimon Peres, de 90 años, la apuesta de Rivlin por la presidencia se complicó por el pulso personal y amargo que mantiene con Netanyahu, cuyos denodados esfuerzos para buscar otro candidato, fueron prolijamente contados por la prensa.

Sólo en el último momento, cuando sus esfuerzos habían fracasado, Natanyahu ofreció a regañadientes su apoyo a Rivlin.

Los analistas aseguran que la animadversión de Netanyahu con Rivlin se debe a que no le dio nunca un trato especial en el podio de la Knesset.

«En su particular forma, Rivlin supo cómo ganarse los corazones de los miembros del Parlamento y del público en general, pero en el proceso se ganó la hostilidad de Netanyahu», explica Haaretz. (AFP)

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