Diálogo de sordos entre rusos y occidentales por Ucrania en Consejo de Seguridad

Los primeros acusaron a Moscú de haber orquestado las tensiones en la región, mientras Moscú advirtió a Kiev que «deje de emplear la fuerza contra el pueblo ucraniano».

El encuentro había sido pedido por Rusia tras declaraciones del presidente interino de Ucrania Olexander Turchinov, quien anunció el lanzamiento de «una operación antiterrorista de gran envergadura» contra los insurgentes pro-rusos en el este de Ucrania.

«La sangre ya fue derramada y hay que evitar de manera urgente una nueva escalada», dijo el embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, quien pidió a los occidentales, fundamentalmente a Estados Unidos, que presionen a las autoridades de Kiev para que «dejen de utilizar la fuerza contra el pueblo ucraniano e inicien un verdadero diálogo».

«Occidente será quien determinará si la guerra civil en Ucrania puede ser evitada», dijo.

Tras denunciar «la desinformación y la propaganda rusa», su par estadounidense, Samantha Power, acusó a Moscú de haber «creado y orquestado la inestabilidad» en el este de Ucrania.

Los recientes acontecimientos en esta región «son una copia de las tácticas utilizadas por las fuerzas rusas en las primeras etapas de la crisis en Crimea», afirmó. «Sabemos quién está detrás: sólo Rusia es capaz de una operación así en esta región».

Una escalada peligrosa con tácticas ya utilizadas

Para el embajador británico Mark Lyall Grant, se trata de «una escalada peligrosa en una situación que ya lo es».

«Rusia está interfiriendo nuevamente en los asuntos internos de Ucrania, recurriendo a pretextos y a la fuerza militar», dijo al reclamar a Moscú que retire los 40.000 soldados que concentró en la frontera.

«Rusia busca imponer su voluntad al pueblo ucraniano utilizando desinformación, intimidación y agresión, algo totalmente inaceptable», concluyó Mark Lyall Grant.

Ucrania para los ucranianos

«El escenario al que estamos asistiendo recuerda, con un mes de intervalo, los acontecimientos que tuvieron lugar en Crimea», estimó también el embajador francés Gérard Araud, para quien «el futuro de Ucrania sólo debe y puede depender de los ucranianos».

Tras saludar a las autoridades ucranianas por «su sangre fría», llamó a Moscú a «comprometerse firmemente a bajar la tensión y condenar, junto con este Consejo, las tentativas desestabilizadoras conducidas por grupos armados en el este de Ucrania».

Dijo aspirar a que la reunión prevista para el 17 de abril en Ginebra entre Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y Ucrania «tenga lugar y permita encontrar soluciones». «Esta cita es crucial y llamamos a todas las partes a la calma».

Churkin dijo que la reunión de Ginebra se vería «amenazada si las operaciones militares comienzan en el este de Ucrania».

El embajador ucraniano, Yuri Sergueiev, dijo a su vez ante el Consejo que su país estaba enfrentando «un ataque terrorista de gran envergadura orquestado por Rusia». «Pedimos a nuestros socios rusos que dejen de inmediato de atacar la soberanía y la integridad territorial de Ucrania», dijo.

Se trata de la décima reunión del Consejo de Seguridad desde el inicio de la crisis en Ucrania, a fines de febrero. La mayoría de ellas se tradujo en enfrentamientos estériles entre rusos y occidentales.

Rusia, miembro permanente del Conssejo, tiene derecho a veto y puede bloquear cualquier resolución.

Una serie de ataques visiblemente coordinados fueron lanzados el sábado en ciudades del este rusohablante de Ucrania, región fronteriza con Rusia, por hombres armados que a menudo lucían uniformes sin insignias.

Este aumento de la tensión hizo temer que Moscú aproveche la ocasión para intervenir militarmente luego que el presidente Vladimir Putin afirmara que defenderá «a cualquier precio» a los ciudadanos rusos en los antiguos países de la exURSS. AFP