RELIQUIA

El Santo Grial está en una basílica de León revelan dos pergaminos egipcios

Historiadores medioevales afirman a partir de dos pergaminos egipcios originales del siglo XIV que el Santo Grial se encuentra en la basílica de San Isidro de León, en España.

En la catedral española de Valencia, se conserva un “Santo Grial” reconocido por catedráticos de la Universidad de Zaragoza.

La copa, o plato, que utilizó Jesús en la Última Cena, ha sido una de las reliquias religiosas más buscadas durante casi dos milenios por la cristiandad, y si bien su aparición ha sido afirmada en muchas oportunidades, hasta ahora de las decenas de hallazgos ninguna obtuvo el reconocimiento oficial.

Ahora son dos historiadores españoles, quienes afirman que “la copa que las comunidades cristianas consideraron que era la Copa de Cristo es la que se trasladó a León en el siglo XI procedente de Egipto”, según afirman en declaraciones que publica el diario ABC de Madrid.

Según los estudiosos, los documentos afirman que el cáliz fue enviado al rey de León, Fernando el Magno, en el siglo XI, después que fuera alcanzado como botín de los cristianos durante el saqueo del Santo Sepulcro en Jerusalén.

La Consejería de Cultura apoyó la investigación concluida

Para los historiadores Margarita Sevilla y Miguel Ortega, “no hay duda alguna” en referencia al descubrimiento, que se efectuó entre una serie de piezas de procedencia islámica que se encuentran en la basílica de San Isidro. La Consejería de Cultura de León, financió la investigación –que fue realizada incluso en Egipto- y que concluyó con el hallazgo de los pergaminos claves para identificar la reliquia.

Los investigadores enfrentan ahora la gran multiplicidad de “Santos Griales” que hay por el mundo: tan solo en Europa se afirma que se han descubierto 200 todos los cuales reclaman ser el único y auténtico, en el que bebió el Cristo.

El más inmediato de los competidores, tampoco está demasiado lejos. En la catedral española de Valencia, se conserva un “Santo Grial” reconocido incluso por catedráticos de Arqueología de la Universidad de Zaragoza. En esta historia, el papa Sixto II, le encargó a San Lorenzo, en el año 258, poner la copa a buen recaudo ya que era codiciada por el emperador romano Valeriano: escondió la copa en los Pirineos y luego la llevó a Huesca.

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