FAIRTRADE

La Guerra de las bananas detona en Gran Bretaña y repercute en la remota Latinoamérica

Que una banana que ha cruzado medio mundo para llegar a Londres desde una lejana provincia colombiana cueste la mitad que una manzana inglesa hace que algunos se inquieten por lo que cobran los agricultores colombianos.

Cada británico consume unas 100 bananas al año.

La banana es una de las frutas más queridas por los británicos. Pertenece al grupo de productos que no falta en casi ninguna compra y cuyos precios hacen que la gente se decante por un supermercado u otro, lo que hace que estos esrablecimientos la usen para sus guerras de precios.

La organización británica Fairtrade, que promueve el comercio justo, inició el lunes en Londres una campaña para poner fin a esta guerra que hace que los productores, en su mayoría de países latinoamericanos, vendan las bananas por debajo incluso de su coste de producción.

Gran Bretaña es el único país de su entorno en el que esta fruta es ahora mas barata que hace 10 años. Tanto en Italia, Francia como Alemania, los precios han subido desde entonces. Si en 2002 una banana costaba unos 18 peniques en el Reino Unido, ahora vale 11, casi la mitad que una manzana crecida al lado de casa (20 peniques), según datos del CIRAD (Centro de cooperación internacional en investigación agronómica para el desarrollo).

«Los pequeños agricultores y los trabajadores de las plantaciones son los daños colaterales de la guerra de precios de los supermercados. La gente más pobre está pagando el precio de nuestras bananas baratas», dijo en conferencia de prensa en Londres el director ejecutivo de Fairtrade, Michael Gidney.

Alfonso Cantillo, un productor de bananas colombiano de la región de Magdalena que vende al Reino Unido y que fue invitado a Londres por Fairtrade, explicó que está recibiendo 8,15 dólares por la caja -unos 18 kilos- cuando los costes de producción son de unos 9 dólares.

«No vemos ningún beneficio real de lo que invertimos, es muy frustrante», estimó Cantillo.

«Cuando los precios de las bananas bajan, sufrimos el impacto. Nuestras condiciones de vida bajan. Necesitamos estabilidad en los precios», agregó.

Ni siquiera los supermercados ganan con esta guerra. Fairtrade, citando a «minoristas», dice que estos distribuidores pierden cientos de miles de libras semanales con la guerra comercial.

Y Evelyn Waugh se comió las tres bananas…

Cada británico consume unas 100 bananas al año. La mayoría proceden de Latinoamérica: el 28% de Colombia, el 24% de la República Dominicana, el 16% de Ecuador y el 32% restante de otros países.

El amor de los británicos por esta fruta es reciente: hasta la invención del transporte frigorífico era imposible que llegaran en buen estado -el sitio más cercano donde crecen son las islas españolas de Canarias, frente a las costas de Mauritania.

En sus memorias, Auberon Waugh, hijo del escritor británico Evelyn Waugh, recordaba como el gobierno, tras la Segunda Guerra Mundial, instauró un «día de la banana» en que cada niño recibía una con la cartilla de racionamiento, un regalo esplendido para levantar la moral de la población.

Él y sus dos hermanas jamás habían probado una, y soñaban con el momento, pero su padre decidió comerse las tres -con mucha crema y azúcar, que también estaban severamente restringidos, para mayor mortificación de los niños.

«Sería absurdo pretender que no se lo perdoné nunca, pero desde aquel momento siempre estuvo por debajo en mi estima», explicaba un traumatizado Waugh.

La razón de que Fairtrade lance esta campaña por esa fruta -y no por las piñas o los tomates- es que «lo que ha ocurrido con las bananas es bastante extraordinario», dijo Barbara Crowther, directora de asuntos públicos de Fairtrade.

A diferencia de la banana, argumenta Fairtrade, los precios de los huevos, el pan y el azucar, por citar otros tres productos de la canasta básica, han aumentado de un 40% a un 120% desde 2002.

La organización cree que se trata de un problema estructural -en el que las leyes sobre la competencia, que impiden a los supermercados acordar un precio mínimo, o la apertura europea a nuevos productores, juegan también un papel-, y escribieron una carta al gobierno pidiendo una investigación.

«Le reclamamos que investigue urgentemente los precios al detalle de las bananas, que evalúe el impacto en los intereses a largo plazo de los productores de banana y los consumidores británicos, y tome medidas basándose en los hallazgos», dice la carta dirigida a Vince Cable, ministro de Empresa del gobierno conservador.

De las cadenas de supermercados consultadas, sólo Sainsbury’s respondió a la demanda de entrevista de la AFP.

«No todos los supermercados son lo mismo, cualquiera que compre una banana en Sainsbury’s sabe que el productor recibe un precio justo», dijo Judith Batchelar, directora de marca de la empresa, adscrita al comercio justo. AFP

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