20 de febrero, Día Mundial de la Justicia Social: por el derecho a la vida, la equidad y la inclusión (ONU)
Naciones Unidas celebra hoy el Día Mundial de la Justicia Social, una jornada que invita a la reflexión y el compromiso con la búsqueda de un orden internacional centrado en el derecho a la vida, la equidad y la inclusión.
Aprobada por la Asamblea General de la ONU en noviembre de 2007, la fecha constituye un reconocimiento a la urgencia de combatir la pobreza, la discriminación y el desempleo que azotan a millones de seres humanos.
Recientes debates en la propia Asamblea y el Consejo de Seguridad ratifican un criterio defendido por muchos, y que nadie se atreve a refutar, la paz y la estabilidad dependen de la solución de los males sociales acumulados durante siglos, con particular y devastador impacto en los países pobres.
«No existirá paz y seguridad para un pueblo con graves problemas de hambre y mal nutrición, insalubridad, falta de acceso al agua potable, analfabetismo, altos índices de mortalidad infantil, poca esperanza de vida y muertes por enfermedades prevenibles», advirtió a finales de enero el representante permanente alterno de Cuba, Oscar León.
Las cifras hablan por sí solas, mil 200 millones de personas viven en la pobreza extrema, casi 900 millones sufren hambre y dos mil 500 millones no tienen acceso a adecuadas condiciones de sanidad, incluyendo unas mil millones que defecan al aire libre.
Por otra parte, 18 mil niños mueren a diario de situaciones evitables, unos 57 millones no asisten a la escuela y el 15 por ciento de los dos mil 200 millones que habitan el planeta trabajan; mientras al menos una de cada tres mujeres es víctima de la violencia y 800 pierden la vida cada 24 horas por cuestiones relacionadas con el embarazo o el parto.
En su mensaje por el Día Mundial de la Justicia Social, el presidente de la Asamblea General en su 68 período de sesiones, John Ashe, convocó a la comunidad internacional a reconocer la importancia de ese principio.
La equidad y la justicia social son determinantes para las relaciones globales en el Siglo XXI, por tanto deben formar parte de la agenda de desarrollo sostenible post-2015, afirmó.
El diplomático de Antigua y Barbuda recordó que ambos elementos fueron considerados hace 14 años, cuando se fijaron los objetivos del milenio, cuyo plazo de cumplimiento se vence en 2015.
Pendientes y avances
Pese al largo trecho aún por andar para hacer de la justicia social una realidad, Ashe destacó los avances alcanzados desde el establecimiento de esas metas.
La pobreza extrema se redujo a la mitad, más de dos mil millones de seres humanos tienen ahora acceso a fuentes mejoradas de agua potable y son notables los pasos dados en materia de salud e igualdad de género, sobre todo por los progresos en la incorporación de las niñas a la enseñanza primaria, expuso.
A punto de cumplirse el límite de tiempo pactado para la materialización de los objetivos del milenio, la pregunta que ronda la mente de millones de personas parece ser ¿Constituirá el nuevo marco de desarrollo sostenible la solución definitiva a tantas penurias?
Para muchos, no será suficiente plasmar iniciativas y metas en un documento, como no lo han sido hasta ahora decenas de cumbres, foros y declaraciones.
De acuerdo con la parlamentaria y sexóloga cubana Mariela Castro Espín, la clave radica en la voluntad política de los gobiernos, traducida en un accionar concreto en temas legislativos, financieros y de derechos humanos.
Necesitamos que los nuevos objetivos de desarrollo sostenible no queden en simple discurso, hace falta compromiso para superar los obstáculos y desafíos en materia de inclusión, igualdad y justicia, señaló este mes en entrevista con Prensa Latina, poco después de participar aquí en un evento sobre la agenda post-2015. PL
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