Reflexiones

Cartas a mi amigo Nelson Mandela

Viejo y prestigioso amigo, cuánto me place verte convertido y reconocido por todas las instituciones políticas del mundo como símbolo de la libertad, la justicia y la dignidad humana.

Te convirtieron en trabajador forzado en las canteras, como hicieron con Martí cuando tenía 17 años.

Sólo estuve en la prisión política menos de dos años, pero fue tiempo suficiente para comprender lo que significan 27 en las soledades de una prisión, separado de familiares y amigos.

En los años finales de tu martirio, tu Patria, bajo la tiranía del Apartheid, fue convertida después de la Batalla de Cuito Cuanavale en instrumento de la guerra contra los combatientes internacionalistas cubanos y angolanos que avanzaban sobre la ocupada Namibia. Nadie podía ocultarte las noticias de la solidaridad que el pueblo, bajo tu guía, despertaba entre todas las personas honestas de la tierra.

Entonces, como hoy, el enemigo estaba a punto de dar un zarpazo nuclear contra las tropas que, en ese caso, avanzaban contra el sistema odioso del Apartheid.

Nunca nadie fue capaz de explicarte de dónde salieron y cuándo se llevaron aquellos instrumentos de muerte.

Visitaste nuestra Patria y te solidarizaste con ella, cuando todavía no eras Presidente de Sudáfrica elegido libremente por el pueblo.

Hoy la humanidad está amenazada por el mayor riesgo en toda la historia de nuestra especie.

Ejerce toda tu inmensa fuerza moral para mantener a Sudáfrica lejos de las bases militares de Estados Unidos y la OTAN.

Amigos ayer del Apartheid, hoy compiten cínicamente por simular amistad.

Los pueblos de África que sobrevivan a la catástrofe nuclear que se avecina, necesitarán más que nunca los conocimientos científicos y los avances de la tecnología sudafricana.

La humanidad aún puede preservarse de los golpes demoledores de la tragedia nuclear que se aproxima, y la ambiental que ya está presente.

Julio 18 de 2010

¡Gloria a ti, Nelson, que desde 25 años de cárcel solitaria defendiste la dignidad humana! Nada pudieron contra el acero de tu resistencia la calumnia y el odio. Supiste resistir y, sin saberlo ni buscarlo, te convertiste en símbolo de lo más noble de la humanidad. Vivirás en el recuerdo de las futuras generaciones, y contigo los cubanos que cayeron defendiendo la libertad de sus hermanos en otras tierras del mundo.

19 JULIO 2008

Fidel Castro Ruz
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