CRISIS

España vende aldeas enteras abandonadas por sus pobladores que emigran

Tan solo en Galicia, hay al menos 300 pueblos abandonados a su suerte y más de 100 pueblos tienen hoy un solo vecino. El envejecimiento de la población, el éxodo rural a las ciudades, y la típica organización dispersa sobre el territorio, han contribuido decisivamente para que la crisis hiciera lo que muchos temían: que los pueblos quedaran vacíos.

Aldea abandonada / Facebook

O Sío, Abeledos, A Granxa, Morgade, Acevedo, Pedrosa, son una minúscula parte de los nombres de alguno de los 272 municipios en Ourense, donde ya no vive nadie. Sin embargo con estos datos absolutamente negativos en principio, se ha desatado un fenómeno que no tenía antecedentes.

Ahora cuando la gente quiere vivir absolutamente tranquila y con paisaje del mejor a su disposición, en vez de una casa en Galicia, se compra una aldea. Asperelo, Entrimo, Couso, Tronceda, Castro Caldelas, son algunos de los nombres de pueblos enteros que ahora, son propiedad de una sola persona o familia.

La apuesta al turismo rural como última solución

Los que han comprado y los que aún resisten, están apostando en los últimos tiempos a un recurso de alta demanda en Europa: el turismo rural, un formato para el cual los gobiernos tienen previstas exenciones de todo tipo e inclusive estímulos en metálico. Es que el viejo continente, saturado de atracciones de la más diversa índole, mantiene un culto no obstante para todo aquello que represente paz y tranquilidad.

En ese marco, incluso algunos médicos se han mostrado interesados en adquirir aldeas: el futuro de las clínicas antiestrés está asegurado. Otro tanto ocurre con las clínicas de estética, donde además de todo lo necesario para embellecer a la gente, se espera que el entorno pacificador, logre eliminar bastantes arrugas.

Los árabes son también ahora apostadores en este juego: muchos buscan ofertas y aunque los poblados vecinos no parecen demasiado atraídos por tener a los islámicos cerca, menos atractivo les resulta que las poblaciones queden en manos de animales salvajes o de usurpadores.

Sin embargo muchas veces estas buenas intenciones se ven obstaculizadas por otro problema: los papeles. Una parte de estos pueblos en realidad pertenecen a gente que falleció y cuyos herederos emigraron hace tiempo. Muchos ni siquiera saben que son dueños de un pueblo entero en España, e incluso alguno se ha enterado cuando fue a conocer el lar de sus ancestros.

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