Niña “trans” argentina de seis años inscripta como tal aún con genitales de varón
Luana se llama la niña nacida en Argentina con genitales de varón, pero que siempre fue identificada por su madre con lo femenino y por ende se la inscribió con ese sexo amparándose en la Ley de Identidad de Género y la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.
La entrega del documento de identidad argentino, con el género de la niña ha desatado polémicas a nivel internacional, en tanto por su edad se trata de un caso inédito y al cual muchos critican que la pequeña “aún no sabe” de qué se trata el tema o que es “muy chica” para definir por sí misma algo al respecto.
El debate sobre el futuro de Luana, nacida con genitales de varón, ha estado desde siempre en debate, desde que su madre –Gabriela-dijo que lucharía para que la identidad que percibe hará feliz a su hija, fuera determinada en el DNI de la pequeña. El trámite ha sido directo, sin intervención judicial, por lo que se considera un hecho sin precedentes.
El Estado debió intervenir para fijar las pautas
“Esta entrega a Gabriela y su hija Luana es una emoción y tiene que ver con la decisión del gobierno de la provincia de Buenos Aires de poner en vigencia nuevos derechos y la Convención de los Derechos del Niño», dijo Alberto Pérez, jefe de Gabinete del gobierno de la capital argentina.
La Comunidad Homosexual Argentina, expresó su satisfacción por lo que calificó de “antecedente internacional” de primera importancia a tenerse en cuenta en el futuro. El presidente de la comunidad, César Cigliutti, dijo en Buenos Aires, que se trata de “antecedente internacional que tiene dos heroínas, Luana y Gabriela, su madre. El trabajo de la comunidad tiene el mejor de los resultados: la felicidad de Luana y Gabriela. Con su documento de identidad, Luana no se enfrentará más a situaciones dolorosas y de discriminación por su documento”.
Te recomendamos
play_arrow
en tono mesiánico
La cadena nacional de Javier Milei: entre el tono mesiánico y la autoalabanza
El mandatario ultraderechista habla en tono triunfal, mesiánico y, casi siempre, autocomplaciente: asegura que sus cambios son “históricos” y cuela en el discurso pasajes místicos y diatribas contra sus detractores.
Compartí tu opinión con toda la comunidad