PROTESTAS

Manifestantes y policía se enfrentan cerca de estadio de Fortaleza antes de juego Brasil-México

Unos 15.000 manifestantes que protestan contra los gastos del Mundial de fútbol cerca del estadio de Fortaleza se enfrentaron este miércoles con la policía antes del juego entre Brasil y México por la Copa Confederaciones, y al menos dos resultaron heridos, constataron periodistas de la AFP.

Protestas en Brasil / AFP

Los manifestantes, que se encuentran a 3 km del estadio, lanzaban piedras contra el batallón de choque de la policía y la policía montada, que respondía con gases lacrimógenos y balas de goma para evitar que traspasen las barreras.

Una persona fue herida en un ojo por una bala de goma y otra fue retirada del lugar en camilla.

«Avanza, avanza, avanza», rugía la multitud. «La orden es que no avancen», dijo un policía a la AFP. Son unos 15.000 manifestantes, según la policía caminera.

El partido entre México y Brasil está previsto para las 16H00 locales (19H00 GMT) en el estadio Castelao.

Un profesor vale más que Neymar

Antes del enfrentamiento con los efectivos de seguridad, los manifestantes cantaron el himno nacional y corearon «¡Brasil, vamos a despertar, un profesor vale más que Neymar!».

Más de 250.000 personas han salido a las calles de varias ciudades del país en los últimos días para denunciar los multimillonarios gastos públicos en la Copa de Confederaciones y el Mundial y para exigir un transporte público mejor y más barato, así como una salud y educación pública de calidad.

Las protestas, las mayores en 21 años, reflejan el hartazgo de parte de la población, en su mayoría de clase media, con la clase política que dirige a la séptima economía del mundo, donde a pesar del crecimiento y la reducción de la pobreza en la última década persisten enormes problemas sociales.

«Mientras usted ve televisión, yo cambio el país. Fútbol no, queremos educación«, se lee en una pancarta, denunciando los 15.000 millones de dólares de dinero público que se invierten en el Mundial de Fútbol 2014, del que la Copa Confederaciones es su ensayo general y se celebra en seis ciudades del país hasta el 30 de junio.

Agentes de la fuerza nacional, que depende de la policía federal e interviene en disturbios sociales o en situaciones excepcionales, refuerzan cinco de las seis sedes de la Confederaciones, en los estados de Rio de Janeiro, Bahia, Minas Gerais, Ceará y el Distrito Federal de Brasilia, indicó el Ministerio de Justicia en un comunicado, sin dar más precisiones.

La seguridad en Fortaleza, la capital de Ceará, una ciudad de 3,5 millones de habitantes y extensas playas, rodeada de dunas gigantes, fue reforzada también por la policía estatal con 6.000 efectivos adicionales.

Otras manifestaciones tenían lugar o están previstas el miércoles en Sao Paulo, Brasilia y Rio Branco, entre otras ciudades.

La última gran protesta reunió el martes a unas 50.000 personas que se manifestaron pacíficamente en Sao Paulo, aunque unos 300 jóvenes sembraron el caos frente a la alcaldía, que intentaron invadir antes de incendiar una camioneta de la televisora Récord, un quiosco policial y saquear tiendas.

En la zona sur de Sao Paulo, cientos de personas marchaban esta mañana.

«Por ahora es una manifestación pacífica», informó una responsable de prensa de la policía a la AFP.

Marcha atrás

Tras una semana de grandes protestas en todo Brasil, las autoridades federales y locales empezaron a tender la mano a los manifestantes admitiendo la legitimidad de sus demandas y dando pasos para la anulación del aumento de los boletos de transporte.

Porto Alegre (sur), Recife (noreste) y otras ciudades brasileñas anunciaron el martes reducciones en el precio del transporte público tras las multitudinarias protestas de los últimos días.

El alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, indicó el miércoles en rueda de prensa que el Congreso estudia un proyecto para exonerar al sector de transporte que podría reducir la tarifa en Sao Paulo.

Pero reiteró que bajar la tarifa es «una decisión difícil» que implicaría «recortes en otras áreas».

La presidenta Dilma Rousseff, que prometió que escuchará a los manifestantes y explicó las manifestaciones a raíz de la corrupción, hizo el martes un viaje relámpago a Sao Paulo para reunirse con su padrino político, el expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva (2003-2010) y con Haddad.

Eduardo Paes, el alcalde de Rio, donde el lunes tuvieron lugar las mayores y más violentas protestas del país con 100.000 personas en las calles, admitió que el transporte público es de «muy poca calidad», y se dijo dispuesto a negociar el valor del pasaje de autobús.

A un año del Mundial-2014 y con la llegada del Papa y la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en julio, las protestas cuestionan la capacidad de Brasil para organizar grandes eventos y la efectividad del gobierno para contener la elevada inflación -6,5% en base anual-, así como la desaceleración de la economía. AFP

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