Homofobia

Repudian en Argentina ataque a gay en el que se invocó al Papa

Entidades defensoras de las minorías sexuales repudiaron este lunes el ataque sufrido en Argentina por un joven homosexual, cuyo agresor invocó el nombre del Papa.

Pedro Robledo, de 21 años, relató en una entrevista televisiva que fue agredido el sábado por su condición sexual en una fiesta privada en San Isidro, una zona acomodada de la periferia norte de Buenos Aires, y que los agresores le gritaron: «El Papa es argentino, no puede haber putos (gays) argentinos».

«Estaba de la mano con mi novio y se acercó un chico diciéndonos que nos teníamos que separar porque estábamos en una casa católica», dijo el joven al canal C5N.

Robledo señaló que la lesión que tenía en la nariz se había producido por una trompada que le habían propinado y que tuvo que ser trasladado a un centro asistencial.

La Comunidad Homosexual Argentina (CHA) exigió en un comunicado «que los responsables respondan ante la Justicia por el delito cometido y que los referentes religiosos repudien públicamente tales agresiones».

«Estamos orgullosos de ser putos, estamos orgullosos de vivir en un país laico e igualitario, y esperamos que las instituciones religiosas, en su diversidad, entiendan de una vez y para siempre que la homo-lesbo-trasfobia mata, que el fundamentalismo religioso debe ser condenado y repudiado», afirmó la CHA.

La Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) también condenó el ataque, sobre el que expresó que «renueva el debate sobre la necesidad que el Congreso Nacional sancione una nueva ley de penalización de actos discriminatorios».

«Es llamativo que los agresores invocaran la argentinidad del papa Francisco a la hora de emprender la golpiza. Esperemos no estar frente a un rebrote fanático que nada tiene que ver con el espíritu de la enorme mayoría del pueblo católico», advirtió la entidad.

El año pasado, Argentina aprobó la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo y otra de identidad de género que autoriza a travestis y transexuales a registrar sus datos con el sexo elegido.

La Iglesia fue una tenaz opositora a ambas normas. AFP

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