La anatomía de la bestia
Este tema ha tenido una insospechada (o quizá no tanto) derivación internacional.
Se recordará que Julián Assange se refugió en la embajada de Ecuador en Londres, después de haber sido objeto de acusaciones absurdas (de delito sexual) en Suecia, país que está reclamando su extradición para a la vez, según es vox populi, extraditarlo a EEUU. En una actitud inadmisible, el gobierno de David Cameron amenazó con ingresar con fuerzas policiales a la sede diplomática donde Assange está refugiado desde el 19 de junio, para detenerlo. Una protesta internacional de vastos alcances, y particularmente de los países americanos, expresada en la UNASUR y en la OEA, con la única y sintomática oposición de EEUU y de Canadá, impidió que se perpetrara esta violación descarada de la norma de la inmunidad diplomática de las embajadas, de la Carta de la ONU y del derecho internacional. Assange sigue en la embajada ecuatoriana (en mal estado de salud, según se ha sabido). El gobierno de Ecuador propuso a Gran Bretaña que se le permita salir y alojarse en la embajada ecuatoriana en Estocolmo, para desde allí responder a las acusaciones de la justicia sueca, pero se enfrentó a una nueva y obcecada negativa del gobierno británico. En esas condiciones, Assange sigue realizando su labor de denuncia internacional.
En este cuadro ha surgido una novedad. El 26 de octubre el presidente ecuatoriano Rafael Correa reveló que la CIA tiene planes para impedir su reelección en los comicios del próximo 17 de febrero 2013, citando como prueba un artículo publicado por el ex embajador británico en Uzbekistán, Craig Murray, en su página web personal. El portal de noticias ecuatoriano Ecuavisa.com reproduce el planteo efectuado por Correa en su cuenta Twitter, en el sentido de que el ex embajador británico dijo en su artículo que la CIA invierte 87 millones de dólares, en su mayoría fondos del Pentágono, para influenciar las elecciones ecuatorianas, y que esa cantidad se triplicó desde que Chávez triunfó en los recientes comicios presidenciales en Venezuela.
Murray explica que los diplomáticos estadounidenses se jugaban enteros a la derrota de Chávez, y que “la rabia por el regreso de Chávez los ha llevado a procurar que el mismo error no se repita en Ecuador”. Agrega que esto va a abrir camino a una campaña de la oposición para chantajear, calumniar y provocar una ola de escándalos mediáticos contra el gobierno de Correa en las próximas semanas. Recuérdese la conducta canallesca de la “gran prensa” ecuatoriana en ocasión del golpe de estado policial en Ecuador, en que llamaba directamente a eliminar al presidente. Por último Murray afirma su convicción de que EEUU desea que Correa pierda la elección.
En ese caso, si llega al gobierno un líder pro-estadounidense en Ecuador, el asilo otorgado por ese país a Assange sería cancelado, y la policía metropolitana de Londres sería autorizada a penetrar a la embajada ecuatoriana y a capturar a Assange para extraditarlo a Suecia, que sería una mera escala para su ulterior extradición a Estados Unidos, donde lo esperaría un verdadero linchamiento.
Véase todo lo que está en juego en torno a Assange y WikiLeaks en el globalizado mundo de hoy, y cómo está comprometido en esta lucha un gobierno auténticamente progresista y democrático, defensor de los DDHH a carta cabal, como el de Ecuador con Rafael Correa, que cuenta con el apoyo de todos los pueblos y gobiernos de América Latina.
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