Calentando motores

Chávez y Capriles en campaña: entre los pobres de la tierra y el «corazón de Venezuela»

Capriles y Chávez

«Ambos buscan potenciar sus fortalezas, que en el caso de Chávez, de 57 años, es reforzar la matriz social, con un mensaje dirigido a los estratos económicos más bajos de la población», dijo a IPS el profesor Alexander Luzardo, de la carrera en ciencias sociales de la Universidad Central de Venezuela.

También «se suaviza la simbología, pues se habla del ‘corazón de Venezuela’ para ganar sectores medios, a la vez que se ofrece una demostración de fuerza en una zona industrial poblada por más de cinco millones de habitantes», indicó.

Esta última referencia es a la marcha multitudinaria realizada el domingo 1 y encabezada por Chávez, quien gobierna el país desde 1999 y aspira a una nueva reelección para el sexenio 2013-2019, a bordo de un camión-carroza entre las ciudades industriales de Mariara y Maracay, en el norte del país, donde hizo un mitin para ofrecer más programas sociales y «pulverizar a la burguesía opositora».

Por su parte, el opositor Capriles, de 39 años y ex gobernador del central estado de Miranda, viajó ese mismo día a Kumarakapay, una comunidad indígena pemón ubicada 1.000 kilómetros al sudeste de Caracas, y a El Moján, población de la etnia wayúu a 500 kilómetros al noroeste de la capital, para subrayar «el compromiso con los más olvidados de estos 14 años».

Capriles «busca crear un efecto simbólico, emocional, de atención a los más olvidados, aunque puede que no sea el mejor comienzo, porque en una justa electoral se trata de ganar votos masivamente y estos están en las grandes concentraciones de población y no zonas tan apartadas», analizó Luzardo.

El presidente, quien se ha sometido en el último año a operaciones y tratamientos para combatir un cáncer en su abdomen, compensa su ausencia de recorridos callejeros con sus habituales cadenas nacionales por radio y televisión, durante las cuales atiende asuntos de gobierno y comenta por horas los más variados temas.

En cambio, su oponente realizó docenas de recorridos «casa por casa» en ciudades y pueblos pequeños en los últimos cuatro meses y, a la vez que nutría su discurso con quejas y propuestas de la gente, mostraba su excelente condición física y ágiles movimientos que dan una señal de juventud con la que no puede rivalizar el mandatario.

Chávez es postulado esta vez a la Presidencia por el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela -al que lidera-, por el pequeño Partido Comunista y otros grupos de izquierda, en tanto Capriles abandera una coalición de 40 agrupaciones de un amplio abanico ideológico, que incluye a los partidos tradicionales Acción Democrática (AD, socialdemócrata) y Copei (democristiano).

El sociólogo Leopoldo Puchi, quien fue secretario general del Movimiento al Socialismo, en el pasado aliado de Chávez y hoy en la oposición, señaló a IPS que Capriles «apela a recetas propias del populismo para despejar la imagen de que es un candidato elitista, alejado de los sectores populares».

«Así debe entenderse su búsqueda de poblaciones apartadas, con pocos cientos de electores, para iniciar su campaña», completó.

Chávez, en tanto, «hace un discurso más programático, más ideológico si se quiere, centrado en la oferta de redención que ha sostenido en todas las contiendas electorales desde que se lanzó por primera vez en 1998″, dijo Puchi.

El mandatario ofreció en su mitin de Maracay continuar los programas sociales de alimentación, salud, educación, vivienda y pensiones, que lanzó en los últimos años, y cancelar deudas a los jubilados, aunque bajen los precios internacionales del petróleo, principal fuente de ingresos del país y del Estado.

Pero sobre todo demandó lealtad, pues «las revoluciones se hacen en siglos», y advirtió: «Si la oposición tiene un plan B para desconocer los resultados de octubre y tratar de desestabilizar, yo tengo un Plan Ch, para planchar a la oposición».

Por su parte, Capriles señaló: Llegaré «hasta allá donde creen que no voy a llegar, como un misionero, con amor, respeto y compromiso; yo no voy a pulverizar a nadie». Además, aseguró que conservará en sus puestos a los trabajadores de entes y empresas del Estado, independientemente del color político al que adhieran.

Tras visitar las poblaciones indígenas en las fronteras con Brasil y Colombia, Capriles se lanzó a visitar otras poblaciones del interior del país, mientras Chávez se recluía en el palacio de Miraflores, sede del gobierno, para trabajar en ascensos de oficiales y otros actos militares tradicionales de los primeros días de julio.

La mayoría de las encuestas divulgadas hasta ahora muestran a Chávez con ventaja sobre Capriles, algunas leves y otras amplias, mientras que unas pocas dan un virtual empate con algo más de 45 por ciento de intenciones de voto para cada aspirante.

«En cualquier campaña compiten candidatos, y al avanzar el proceso se acercan o distancian, pero en el caso venezolano, con una polarización tan fuerte por casi 15 años que hace que cada bando cuenta con una base de apoyo cercana a 40 por ciento del electorado, el margen de captura de indecisos es muy pequeño y eso es lo que está en juego», advirtió Puchi.

Luzardo añadió que, «como en otros países, las encuestas se han convertido en parte de la campaña y son promovidas por los interesados, lo cual explica resultados tan diversos». «Más importante es que en protestas callejeras se palpa que hay una oposición social, y el desafío del retador es transformarla en oposición electoral».

Otro analista, Manuel Felipe Sierra, señaló a IPS que «Chávez no necesita tanta exposición para conocimiento como Capriles, y a su favor tiene la formidable maquinaria y los recursos de su partido y de un Estado petrolero».

«Pero al mismo tiempo se nota un cierto hastío al cabo de casi 14 años de gobierno y ello, aunado a la salud deteriorada, le hace arrancar esta campaña al presidente en condiciones menos auspiciosas que en otras ocasiones, a la vez que el opositor realza los atributos de energía que se necesita para el gobierno «, dijo Sierra.

Para las próximas elecciones en Venezuela están inscritos 18,9 millones de ciudadanos, pero expertos calculan que 30 por ciento de ellos no concurrirán a las urnas el 7 de octubre.

Los politólogos coinciden en que la campaña será más áspera y dura aun, y ya comenzaron las denuncias de ventajismo y violación de normas ante el Consejo Nacional Electoral.

Por ejemplo, IPS pudo constatar que seguidores de Chávez improvisaron concentraciones en los accesos al poblado de Kumarakapay e, incluso, levantaron rejas sobre las alcantarillas en las vías para obstaculizar el paso de los vehículos que llevaban al candidato opositor y a sus colaboradores.

En El Moján, junto al golfo de Venezuela, los bloqueos de carretera improvisados por grupos oficialistas forzaron a Capriles a tomar un bote desde un puerto vecino para poder arribar, entrada la noche, al área de concentración de sus partidarios. PL

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