La zona roja de Amsterdam, máximo imán turístico de la ciudad, será cerrada
Más allá de la fama mundial que tiene la zona roja por su libertad en la adquisición de marihuana y otras drogas más fuertes, en lo absolutamente legalizado, las mujeres que ofrecen sus servicios sexuales constituyen una definición en sí misma del barrio.
Además, los alemanes, considerados los mayores consumidores de sexo en esta zona holandesa, cruzan por miles cada fin de semana la frontera, algo nada despreciable en un momento económico difícil para los holandeses, con estos clientes que provienen del único país de la Eurozona que no está en baja.
Hacia el fin de la zona “roja”
Las autoridades de Amsterdam afirman que los más de 500 locales en que se ofrecen las mujeres son una plataforma para el tráfico de personas y el lavado de dinero, lo que las alienta a un ambicioso plan que cierre la mayoría de estos negocios. Buscan instalar en el lugar otra serie de atractivos para los turistas, incluyendo comercios de ramos que estén por fuera de la prostitución y sus vinculantes.
El vice alcalde de la ciudad, Lodewick Asscher, enfatizó que “el principal efecto buscado, es que demos un rotundo anuncio a toda Europa y al mundo, para quitar la señal sobre Amsterdam de que si se quiere traficar con mujeres, éste es el lugar”, en declaraciones hechas a la cadena BBC.
Por su parte las trabajadoras sexuales afirman que lo único que interesa al Ayuntamiento es ganar más dinero con impuestos mayores para los que vengan a instalarse a la zona roja. El problema no es solamente el tributario, sino determinar cual será la ocupación de estas mujeres, una vez que sus fuentes laborales sean cerradas.
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