Embajada en Londres

Assange solicita asilo político a Ecuador para evitar extradición a Suecia

Julian Assange

Este es el último intento del australiano, de 40 años, para evitar su extradición a Suecia como sospechoso de cuatro supuestos delitos de agresión sexual, tras haber agotado todos los recursos de que disponía al término de año y medio de batalla legal en el Reino Unido.

«Puedo confirmar que hoy (martes) he llegado a la embajada de Ecuador, en búsqueda de un santuario diplomático y de asilo político. Esta solicitud ha sido transferida al ministerio de Relaciones Exteriores en la capital, Quito», declaró el australiano en un comunicado difundido a última hora, en el que tiene palabras de agradecimiento para el gobierno de ese país.

En Quito, el ministro ecuatoriano de Relaciones Exteriores, Ricardo Patiño, afirmó que el gobierno «analiza su pedido» de asilo político.

«El gobierno del Ecuador se encuentra evaluando el pedido del señor Julian Assange y cualquier decisión que adopte sobre el mismo tendrá en cuenta el respeto a las normas y principios de derecho internacional, así como la tradicional política del Ecuador de precautelar los derechos humanos», agregó la cancillería en un comunicado.

El texto precisa que «comunicó oficialmente acerca de esta situación con el Foreign Office», su equivalente británica.

Tras casi tres horas de silencio oficial, el ministerio de Relaciones Exteriores británico admitió finalmente la situación. Una portovoz indicó que Assange «está en territorio diplomático y fuera del alcance de la policía» y que el gobierno británico «buscará trabajar con las autoridades ecuatorianas para resover esta situación lo antes posible».

A su vez, la primera ministra de Australia, Julia Gillard, afirmó este martes que su país continuará proporcionando asistencia consular a Julian Assange, luego que éste pidió asilo a Ecuador desde Londres.

«Australia seguirá apoyando a Assange, como hemos apoyado a cualquier australiano que afronta problemas legales», dijo Gillard a la prensa tras participar en una cumbre del G20 en el balneario mexicano de Los Cabos.

Este giro inesperado podría provocar una subida de tensión entre Ecuador y el Reino Unido, que ya tiene un frente diplomático abierto en Latinoamérica con Argentina a propósito de la soberanía de las islas Malvinas.

Ecuador buscará también «opiniones» de los gobiernos de Suecia y Estados Unidos antes de tomar una decisión, declaró por su parte un portavoz de la embajada situada en el elegante barrio londinense de Knighstbridge, donde este martes se congregaron decenas de periodistas.

La Corte Suprema británica rechazó la semana pasada la solicitud de Assange para que reexaminara el recurso contra su extradición a Suecia, la última baza que le quedaba en este país, e indicó que el proceso podía comenzar pasados 14 días, es decir a partir del 28 de junio.

Assange disponía todavía de una posibilidad de apelar ante la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) de Estrasburgo (Francia).

Mientras esperaba una decisión de la justicia, el fundador de WikiLeaks entrevistó el 17 de abril al presidente ecuatoriano Rafael Correa para su programa de entrevistas «El mundo del mañana», difundido por la cadena de televisión rusa multilingüe RT.

Correa se refirió entonces a Assange como el hombre que puso en «jaque» a Estados Unidos, y manifestó que el ex hacker «ha sido perseguido, calumniado, linchado mediáticamente».

En noviembre de 2010, el entonces vicecanciller ecuatoriano, Kintto Lucas, invitó al fundador de WikiLeaks para que expusiera los documentos divulgados por la red especializada en filtraciones relacionados con América Latina, y ofreció tratar un pedido de residencia si este lo solicitaba. Sin embargo, Lucas fue desautorizado por el mandatario socialista.

Julian Assange fue detenido en Londres en diciembre de 2010 en virtud de una orden de arresto europea emitida por la fiscalía sueca para interrogarse por cuatro supuestos delitos de agresión sexual, incluida una violación, denunciados por dos mujeres en Estocolmo, por los que hasta el día de hoy no ha sido acusado.

Aunque admite haber mantenido relaciones sexuales consentidas con ambas, el australiano sostiene desde el principio que el caso está políticamente motivado por la difusión en WikiLeaks de decenas de miles de cables diplomáticos estadounidenses confidenciales y documentos secretos de las guerras de Irak y de Afganistán, por lo que teme ser entregado en última instancia a Estados Unidos.

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