Del infierno a la luz

Foto: MansUnides.org.
Foto: MansUnides.org.

En agosto de este año, la organización de las Naciones Unidas publicó una imagen para recordar el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, que en realidad se celebra el 11 de febrero, para promover la participación de las mujeres en la ciencia y la investigación, un programa implementado por los organismos de la UNESCO y ONU Mujeres. Entonces se hizo un resumen estadístico sobre el trabajo de las mujeres en la ciencia, haciendo hincapié en el hecho de que menos del 30 por ciento de las investigaciones en todo el mundo son realizadas por mujeres y que solo el 3% del total de los premios Nobel han sido otorgados a mujeres desde que se instituyó el premio en el año 1901, a inicios del siglo XX.

 Un premio polémico

Creado por Alfred Nobel para recompensar los descubrimientos que han sido extraordinariamente beneficiosos para la humanidad, el Premio Nobel, distingue cada año, a sobresalientes expertos en los campos de la ciencia, las matemáticas, la física, la química, la medicina, la literatura y la paz, quienes son honrados en una ceremonia que este año se celebrará en octubre. El ganador de cada categoría es elegido con la participación del Parlamento noruego.

En relación a la categoría Paz, el Premio Nobel de la Paz ha sido otorgado a 16 mujeres. Este número representa un porcentaje demasiado pequeño, un 3% del total. Una cifra que demuestra las dificultades que las mujeres han tenido al ingresar a áreas del mundo que históricamente han estado dominadas por los hombres.

Aunque el premio es apoyado por la comunidad internacional, muchos destinatarios han sido criticados por no considerarse dignos merecedores del mismo y el premio a menudo genera opiniones más que controvertidas. Cuando figuras como Henry Kissinger, Barack Obama y Yasser Arafat obtuvieron este premio, muchas personas de la sociedad internacional se manifestaron en contra. Además, otorgar un premio a un político podría ser refutado, ya que podría insinuar el apoyo a un determinado partido o un conjunto de ideas.

 El premio no es solo otorgado a las personas físicas. Las organizaciones internacionales también han ganado el Premio Nobel de la Paz, como el Comité Internacional de la Cruz Roja, que ganó tres veces (1917, 1944 y 1963) por sus actividades humanitarias y servicios a los prisioneros de guerra. Asimismo, el Comité Nobel de Noruega nominó a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Ambas organizaciones trabajan duro para proteger a quienes deben escapar de la violencia, especialmente mujeres y niños.

Las destacadas

Debido al hecho de que la mayoría de los Premios Nobel están en manos de hombres y, más específicamente, de aquellos que provienen de países desarrollados, el esfuerzo de las mujeres como las que se detallan a continuación debe ser empoderado:

En primer lugar y con razones más que suficientes para merecer el premio por su trabajo voluntario con las personas menos afortunadas de su país, Teresa de Calcuta, nacida en India, ganó el Premio Nobel de la Paz en 1979. Seguramente, esta no fue la primera vez que una mujer recibió el premio, sin embargo, fue el primer año en que lo recibió una mujer que vino de un país menos desarrollado. Quienes estudian las desigualdades entienden el mérito de este logro. Teresa, dirigió la construcción de orfanatos y hogares de ancianos para las personas más pobres de su país e hizo tanto más que se necesitaría escribir un libro para enumerar todos sus esfuerzos.

Muchos años pasaron hasta que se otorgó el Premio Nobel de la Paz a una mujer latina. En 1992, Rigoberta Menchú de Guatemala ganó el premio por defender incansablemente los derechos de los pueblos indígenas. No es una mera coincidencia que el premio se le haya otorgado a una latina en este momento. Desde la década de 1990, la comunidad internacional ha reconocido a las personas de países subdesarrollados con mayor frecuencia para promover la participación equitativa de todos los actores en la gobernanza mundial. Las mujeres latinas nunca antes han tenido más reconocimiento y visibilidad, esto no es el resultado de una mera coincidencia sino la consecuencia del trabajo esmerado de diferentes actores de la sociedad civil internacional.

Por otra parte, 2011 fue un año especial para el Premio Nobel de la Paz cuando tres mujeres fueron galardonadas en un mismo año: dos de Liberia y una de Yemen: Ellen Johnson Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakkol Karman. Tres mujeres provenientes de las áreas del mundo que sufren las mayores atrocidades.

Igualmente importante es la mujer más joven que ha ganado el Premio Nobel de la Paz, Malala Yousafzai de Pakistán. Recibió el premio en 2014 y lucha «contra la represión de niños y jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación«.

Finalmente, la última mujer en ganar el Premio Nobel de la Paz fue Nadia Murad de Iraq. Escritora del libro Yo Seré la Última. Se le otorgó el premio en 2018 por su esfuerzo constante para erradicar el uso de la violencia sexual como arma de guerra en los conflictos armados. Nadia es una sobreviviente del genocidio y la trata de personas. Hoy aboga por apoyar a las víctimas de la violencia sexual y dar asistencia para reconstruir las comunidades durante y después de las crisis.

Nadia fue obligada a ser esclava del Estado Islámico (ISIS) y fue vendida a los terroristas. Logró escapar y hoy es la líder de Nadia´s Initiative, una organización que apoya a las víctimas del genocidio y de la violencia sexual. Fue abusada en repetidas ocasionados por simplemente ser un yazidi, un grupo minoritario de Iraq que no sigue el Islam ni se convierte a ninguna religión. A través de su fundación, ella está construyendo conciencia global en contra de la violencia sexual como arma de guerra. Nadia estableció la Fundación de Acción Sinjar para facilitar la reconstrucción de Sinjar, el lugar donde nació. Por lo demás, ha donado las ganancias de su Premio Nobel de la Paz a su causa.

Cuando uno escucha a Nadia hablar en un discurso se descubre la voz de una auténtica sobreviviente. Sin embargo, a pesar de su sufrimiento, se para ante todos llena de dignidad y humildad. No se victimiza, sino que promueve la paz, la justicia y la consideración de las personas que son víctimas de violencia. Su sueño es llevar al EI ante los tribunales internacionales, que los autores de los delitos perpetrados a su comunidad no queden inmunes ni dejados en el olvido.

Legislación internacional

Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños

En el marco del Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y…

Tal como dice el hito de la Resolución 2467 (2019) del Consejo de Seguridad de la ONU: «Debemos enfrentar la realidad inaceptable en relación con la violencia sexual como táctica de guerra y terrorismo«.

La resolución 2467 refuerza las resoluciones anteriores destinadas a proteger a las víctimas de la violencia. Esta resolución apoya causas como la de Nadia y reafirma que los sobrevivientes merecen reparaciones para que puedan seguir adelante con sus vidas. En este sentido, la Resolución 1325 fue creada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el año 2000 y tiene la intención de prestar especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas afectados por conflictos e insta a los Estados a darles apoyo mientras se reasentan, rehabilitan y reconstruyen sus vidas.

 Líderes como Nadia recuerdan a la comunidad internacional los compromisos asumidos para poner fin a la violencia y la discriminación de género. Tratados internacionales como, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, firmada en 1979 por 99 países, no pueden ser ignorados.

Otros compromisos tales como los Convenios de Ginebra y la Resolución 1325 antes mencionada, incluyen los estándares de tratamiento humanitario de la sociedad civil dentro de la guerra.

Necesitamos más mujeres líderes para construir y reconstruir los procesos de paz. Deberíamos poner más énfasis en causas como las que trabajan Nadia y Malala. La participación y compromiso de los gobiernos para actuar contra todo tipo de violencia y en beneficio de la humanidad debería ser una prioridad.

Este octubre, tendremos otra celebración del Premio Nobel, mientras que el Consejo de las Naciones Unidas tiene un debate en Nueva York sobre Mujeres, Paz y Seguridad para promover la consolidación de la paz a través del empoderamiento político y económico de las mujeres.

 El 90% de las víctimas de conflictos en todo el mundo son civiles y la mayoría de ellos son mujeres y niñas. Ahora que hay más de 70 millones de personas desplazadas en todo el mundo, es responsabilidad de todos los actores proteger los derechos y las vidas de aquellos que están desprotegidos. Celebraciones como el Premio Nobel de la Paz nos brindan la oportunidad de reconocer a quienes trabajan para mejorar el mundo trascendiendo a sus necesidades individuales en pos del beneficio de la humanidad. Hay mucho que aprender a través de su ejemplo.

Hoy y mañana, más mujeres como Teresa, Malala y Nadia, son y serán necesarias para enfrentar los desafíos del siglo XXI.

(Cortesía de la Revista Impakter, de Londres)

Leticia Ortega
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