Mujeres afganas: del progreso al medievalismo misógino ‘made in USA’

Foto: PXHere
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Los medios de comunicación de masa suelen dividir la historia de las mujeres afganas en el “antes y después de los talibanes” y con dos objetivos: a) presentar a la OTAN como la salvadora de las mujeres, y b) ocultar el hecho de que los grupos terroristas “islámico-sunnitas” han sido creados por EEUU y sus aliados, y que el daño que afligen algunos miles de individuos de extremaderecha religiosa con escopeta a las mujeres es mayor que el de una alianza de 29 países con armas más mortíferos del planeta.

Que Afganistán “fue un refugio para los terroristas” y que la OTAN tenía la “misión de salvar a las mujeres” estaban al servicio de la agresión a este país: si por un lado, los terroristas no necesitan un país-refugio y se organizarse en un piso en cualquier país del mundo, por otro, la segunda farsa parecía más a una mala imitación del argumento de La Ilíada, en el que los griegos, bajo el pretexto del rescatar a Helena, secuestrada por el Príncipe de Troya, la invaden con la intención de saquearla, sembrar el terror y la muerte: Resulta que Afganistán es el país más estratégico del mundo para EEUU.

¿Cómo podían acabar con la violencia machista si la propia guerra es la máxima expresión de dicha violencia?

Cronología de una lucha por el progreso

1920: la monarquía “progresista” de Amanullah y Soraya, funda en el marco de los proyectos modernizadores para el país a Anchuman-E-Himayat-E-Neswan (Organización para la Protección de las Mujeres) para luchar contra el analfabetismo y los malostratos, y publica el cuaderno Ershad-E-Neswan (Orientación para las mujeres), la primera revista feminista del país.

1929: Gran Bretaña, molesto por las relaciones amistosas de Kabul con la Unión Soviética, incita a los señores feudales y religiosos, y juntos derrocan a los monarcas.

1933: el nuevo rey, Zahir Shah, influido por las reformas que tienen lugar en Irán y Turquía, abre las primeras escuelas para niñas, introduce en la Constitución del 1964 la igualdad entre los sexos y reconoce el derecho al voto de la mujer.

1964: Se funda el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA), y la Organización Democrática de la Mujer. Este año se celebra por primera vez el 8 de marzo.

1973: Zahir Sha es derrocado por los nacionalistas. Se proclama la República de Afganistán. El asesinato de Mir Akbar Khyber, escritor y dirigente marxista en 1978, de autoría desconocida, desata la protesta de miles de afganos que termina en un golpe de estado por el PDPA contra el presidente Mohammed Daud.

.Abril del 1978: PDPA instala La República Democrática de Afganistán (RDA). Es un duro golpe a EEUU, que sin recuperarse de la derrota en Vietnam, sufre el mismo año la caída del Sha en Irán y el triunfo del sandinismo en Nicaragua. Por lo que organiza a los “Yihadistas” y a “Los contras” para contener a las fuerzas de izquierda. Así, pone en marcha la «Operación Ciclón» en Afganistán enviando a decenas de miles de terroristas armados desde Pakistán, forzando a la URSS a intervenir.

La época dorada del feminismo afgano

Las reformas realizadas por la RDA en favor de las mujeres incluyen:

Construir escuelas, ambulatorios, hospitales, viviendas sociales, y declarar la sanidad y educación gratuitas y universales.

Crear el Consejo de Mujeres, que pronto tendrá 150.000 miembros, y que ofrece servicios sociales y asistencia gratuita a las mujeres por primera vez en la historia del país.

Separar la religión del Estado, y reemplazar los tribunales religiosos por civiles, liberando a las mujeres de las leyes arcaicas.

Luchar contra el analfabetismo y promover cursos de formación profesional, desde peluquería, y costura, hasta mecánica de automóviles.

Nombrar a la doctora Anahita Ratebzad (1931-2014) embajadora de Afganistán en Yugoslavia, quien ocupará después la vicepresidencia del gobierno y el Ministerio de Asuntos Sociales. Ratebzad, en 1965, fue diputada del parlamento.

Crear miles de puestos de trabajo para las mujeres, con guarderías incluidas, y establecer el permiso de maternidad de tres meses con salario.

Elevar la edad nupcial para las niñas de 8 años a 16; declarar nulos los matrimonios forzosos, y prohibir el ”baad“, la entrega de una hija para solucionar una disputa o deuda de la familia.

Legalizar la libertad de no llevar el velo.

En 1986, cerca de la mitad del personal sanitario y educativo, y el 15% de los periodistas eran mujeres. Hubo 7 mujeres diputadas, y miles en las fuerzas armadas y en las Brigadas de Defensa de la Revolución, protegiendo sus conquistas de los ataques de los Muyahedines financiados con 3.000 millones de dólares de la CIA.

1987: la RDA empieza un giro a la derecha, creyendo que así bajaría la agresividad de los “Muyahedines”. Paraliza las “desamortizaciones”, restaura el islam como la religión oficial del Estado, subvenciona la construcción de mezquitas, y paraliza las medidas feministas.

Empieza una interminable pesadilla

La unidad anticomunista de los Muyahidines, divididos en una docena de grupos, se rompe y el caos reinante perjudica a los planes de EEUU que necesita la seguridad para llevar a cabo sus proyectos militares y económicos en el país.

1992: una vez desaparecida la URSS, la CIA reconduce la situación y crea a otro grupo yihadista, el pro saudí Talibán-Al Qaeda. Adoctrina en Pakistán a miles de lumpenproletariado en el anticomunismo y antifeminismo y les envían a Afganistán: se ponen en marcha las patrullas de la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio para imponer el burka a todas las mujeres. Cierran los colegios de niñas, expulsan a las trabajadoras de sus puestos y les prohíben salir de casa sin un hombre de la familia. Aplican la lapidación y otras formas brutales de ejecución como espectáculos públicos del terror. Se disparan las violaciones, secuestros, asesinatos, y también el suicido de niñas y mujeres.

1996: Los Talibán llegan a la capital y después de brutales torturas (como castración) asesinan al presidente Nayibulá. Desatan un terror sin precedente en el país, como lanzar a los gays de las montañas o aplastarles con los buldóceres. Pero, nada de eso sale en los medios occidentales, que les apodan “Luchadores por la libertad”.

Los Talibán firman su propia pena de muerte al prohibir el cultivo de la adormidera (con cuyo negocio, la CIA pagaba a sus mercenarios), y no alcanzar un acuerdo económico sobre el gaseoducto Trans-afgano(TAPI) con Washington, quien decide acabar con ellos y tomar el control del país de forma directa, tras organizar una amplia campaña televisiva sobre la barbarie de sus viejos cómplices.

2001: Con el 11S, EEUU intentará ejecutar sus objetivos, ocupando el país. Sólo entre el octubre de 2002 y el abril del 2003, los cazas anglonorteamericanas soltaron unas 10.000 toneladas de bombas ( como “Daisy cutters”) sobre 35 millones de afganos, dejando a miles de civiles sepultados bajo los escombros. Contaminaron aguas y tierras, destruyeron cultivos y el ganado, provocando una catástrofe humanitaria. Durante el 2002 UNICEF advirtió de que 100. 000 niños podrían morir de hambre y frío. En junio del 2005, en el servicio de maternidad del hospital de Kabul nacieron 150 niños con malformaciones severas, afirmaba el doctor Mohammed Daud Miraki, Director de la Asociación Afghan DU & Recovery Fund. Se dispararon la muerte de las mujeres en el parto y sus recién nacidos.

Bush instaló una República Islámica en Afganistán, repartiendo el país entre la OTAN y los Talibán. El resultado:

La huida de millones de familias de sus hogares a causa de los bombardeos, violaciones, torturas y el asesinato de sus seres queridos por el dúo Islamistas-OTAN.

El 87% de las mujeres afganas son analfabetas, y la mayoría no tienen acceso a la atención médica.

El 60% de las menores de 15 años son forzadas a casarse.

Cerca del 90% de las mujeres y niñas sufren de depresión o trastorno por ansiedad, de las que unas 2.000 intentan quitarse la vida cada año, la mayoría inmolándose.

La violación es la forma más habitual de la agresión contra la mujer“, afirma el Tribunal Supremo de Afganistán (marzo del 2019). Los soldados de la OTAN (que cuentan con varias bases militares y también cárceles como el Guantánamo en Afganistán), la policía, hasta el presidente de la Federación Nacional del Fútbol femenino son los acusados.

El 80% de los suicidios son cometidos por mujeres hartas de una violencia generalizada y estructural, según el gobierno afgana (2014): Nadia de 16 años, se autoinmoló a lo bonzo para liberarse de la violencia de su marido y sus suegros: sobrevivió con gran parte del cuerpo quemada; a Masumeh, de 18 años su marido le cortó ambas orejas tras una discusión; a Royá su padre le mató tras descubrir que habia sido violada por su tío; Nasrin de 20 años murió por un bombardeo de la OTAN en su casa; Gulnar de 15 años fue violada por una turba de chavales en el camino al colegio. Su cuerpo fue hallado en un río de Kabul. Samira, quería estudiar y ser médica, pero la casaron a los 11 años. Intentó quitarse la vida con matarratas por las continuas violaciones de su marido y las brutales palizas, y al no conseguirlo a los 17 años se roció con el petróleo que se usa para la cocina, y se prendió fuego. El Código Penal del 2009 estipula que los esposos pueden privar de alimentos a las esposas si se niegan a tener relaciones sexuales: o sea, matarlas de hambre.

Decenas de miles de mujeres viudas con hijos se ven forzadas a prostituirse o a mendigar.  El 65% de ellas considera el suicido como una solución para acabar con su miseria, afirma un informe del Fondo para las Mujeres de la ONU.

Las callas del país están llenas de niñas y niños huérfanos de la guerra, que en vez de estar en el colegio mendigan, estando expuestos al secuestro y abusos de todo tipo. El Observatorio de Derechos Humanos decía que 2017 “cerca de dos tercios de las niñas afganas no van a la escuela“.

El 75% de las niñas y adolescentes se enfrentan a un matrimonio forzado.

Una mujer maltratada no puede huir: será acusada de adulterio por la familia y se enfrentará al “crimen de honor”: ser castigada con mutilaciones faciales o la muerte.

El 90% de los partos se realizan en el hogar, sin asistencia de profesionales, y el 17% de madres mueren durante el parto.

En agosto del 2010, y con el fin de neutralizar la decisión de Barak Obama de retirar parte de las tropas de Afganistán, la revista Time puso en su portada la imagen de la joven afgana Aisha de 18 años, con la nariz y las orejas cortadas por el consejo tribal como castigo a desobedecer a sus suegros, con el texto “¿Qué pasa si salimos de Afganistán?”.

¡Pero, si esta barbarie ha ocurrido en presencia de 300.000 soldados de la OTAN!

En febrero del 2018, Afganistán eliminó el capítulo del borrador del código penal que penalizaba la violencia contra las mujeres. Las mujeres y los hombres afganos constituyen la segunda nacionalidad más grande de la población de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial: sólo en Irán y Pakistán viven 6 millones. En Europa son invisibles.

En octubre del 2018, la ONU informó que entre enero y septiembre, al menos 2.798 civiles murieron por ataques de la OTAN y Talibán y más de 5.000 resultaron heridos.

Hoy, bajo el pretexto de “negociaciones de paz” con Talibán, EEUU pretende entregar el poder a los mismos hombros que lapidan a las mujeres y queman escuelas. Una paz para los hombres en la que sin duda los derechos de ellas son el objeto de regateo. “Los problemas de las mujeres son importantes, pero no son nuestra principal prioridad ” en las negociaciones, dice la portavoz de la embajada de EEUU en Kabul, Monica Cummings.

Dieciocho años después y 2.000 millones de dólares supuestamente invertidos por la USAID para liberar a las afganas, este país es uno de los peores lugares del mundo para nacer mujer.

No hay duda de que las valientes mujeres afganas junto con los hombres progresistas escribirán el nuevo capítulo de esta historia.

 

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